viernes, 31 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La crisis del Imperio

LOS VISIGODOS. ALARICO Al morir Teodosio, los visigodos consideraron que el pacto que tenían con el imperio había caducado. Los mandaba ahora un jefe decidido y capaz, Alarico, y resolvieron lanzarse a la conquista. Así, se sublevaron contra el imperio y recorrieron los territorios de la Península Balcánica, devastando los campos y saqueando las ciudades —Atenas entre ellas—, hasta que Alarico logró que se le reconociera a su pueblo la calidad de aliado del imperio. Como por entonces habían surgido algunos conflictos entre los dos emperadores, Alarico decidió invadir Italia, y si bien es cierto que al principio fracasó, lo logró en 408. Dos años más tarde se presentaba ante los muros de Roma y, por primera vez desde la época de los galos, invadió la ciudad y la saqueó sin piedad. Alarico tenía el propósito de crear un reino visigodo en territorio romano; su plan era trasladarse a Africa —región que por su fertilidad constituía el granero de Italia—, no sólo para establecerse allí, sino para controlar, de paso, el resto del imperio. Pero la expedición fracasó, y Alarico murió poco después. Su proyecto fue retomado por sus sucesores, que entraron en alianza con el imperio y recibieron el encargo de pacificar las provincias de Galia y España. Allí, en efecto, otros pueblos germánicos habían entrado a saco y dominaban algunas regiones.

jueves, 30 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La crisis del Imperio

LA INVASION DE LOS HUNOS Y LA CAIDA DEL IMPERIO. LOS OSTROGODOS Y LOS FRANCOS Al promediar el siglo y, una nueva ola de invasores se presentó en las fronteras imperiales. Era un pueblo de origen mogol que venía mandado por un caudillo implacable: Atila; lo seguían numerosos pueblos que había sometido y con ellos constituía una inmensa masa humana que amenazaba aplastar cuanto se opusiera a su paso. Los hunos se lanzaron sobre Galia, pero el jefe de los ejércitos romanos, Aecio, consiguió formar con sus tropas y las de los pueblos aliados un ejército poderoso que derrotó a Atila en la batalla de los Campos Cataláunicos, en el año 451. La victoria fue tan efectiva que los hunos debieron alejarse, y, aunque provocaron nuevos males para el imperio, dejaron de constituir un peligro. Poco después murió Atila y el imperio que había formado se deshizo, quedando en libertad los pueblos que le estaban sometidos. Sin embargo, el Imperio de Occidente no pudo aprovechar esta victoria. La autoridad del emperador estaba corroída y la púrpura imperial caía en manos de quienes señalaban los ejércitos bárbaros más poderosos e influyentes en cada momento. Finalmente, el jefe de los ejércitos mercenarios del imperio, Odoacro, decidió poner fin a la dignidad imperial, y sublevándose, depuso al emperador Rómulo Augusto y se proclamó rey de Italia, sin que volviera a elegirse emperador en Roma. Así terminó el imperio, de tan gloriosa tradición. Después de la desaparición del imperio, dos nuevos pueblos germánicos aparecieron en territorio imperial para establecerse allí definitivamente. Los ostrogodos, mandados por Teodorico, recibieron del emperador de Oriente la misión de expulsar a Odoacro de Italia y establecerse allí en calidad de aliados y en nombre del imperio. Teodorico logró su propósito y así nació un nuevo reino: el de los ostrogodos de Italia. Por la misma época, aunque en condiciones distintas, los francos se apoderaron del norte de Galia y se establecieron allí definitivamente. Nada quedaba ya del antiguo imperio occidental que no hubiera caído sucesiva pero definitivamente en manos de los invasores germánicos.

miércoles, 29 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La crisis del Imperio

LA INVASION DE GALIA. ESTABLECIMIENTO DE LOS INVASORES En efecto, en el año 405, precisamente cuando se temía la invasión de Alarico a Italia y se preparaba la defensa, el jefe de los ejércitos romanos, Estilicón, había retirado de la frontera renana las mejores fuerzas militares con el objeto de fortalecer las líneas defensivas de Italia. Esta circunstancia fue aprovechada rápidamente por algunos pueblos germánicos vecinos del Rin. Los vándalos, los suevos y los alanos cruzaron el río que señalaba la frontera y se introdujeron en Galia, a la que recorrieron y saquearon durante algún tiempo. Con la esperanza de recoger mejor botín, cruzaron luego los Pirineos y entraron en España, en algunas de cuyas regiones repitieron sus expediciones de pillaje. Pero ellos, como los otros grupos de su mismo origen, deseaban fijarse definitivamente en alguna zona rica y fértil, y procuraron delimitar los territorios para asentar sus reales. Los vándalos eligieron la zona meridional de la península, que recibió de ellos el nombre de Vandalucía; los suevos, por su parte, se instalaron en Galicia y los alanos se quedaron en el actual Portugal. Fue entonces cuando el emperador de Occidente encomendó a los visigodos que, en calidad de aliados del imperio, expulsaran a los otros pueblos germánicos de las provincias de España y Galia. El precio de esta ayuda era tentador; los visigodos podrían establecerse en esas provincias definitivamente como aliados, y, ante tal perspectiva, lucharon con denuedo para someter a los otros invasores. Así, los alanos, nuevos y vándalos fueron dominados y sometidos poco a poco, emigrando los últimos hacia la costa africana en 429; de ese modo, los visigodos consiguieron establecerse en el vasto territorio comprendido entre el río Loira y el estrecho de Gibraltar. Entre tanto, otros pueblos germánicos se habían movido desde sus antiguos territorios hacia el imperio. Los burgundios, tras múltiples peripecias, se instalaron en el valle del río Saona, región que por ellos se llamó Burgundia primero y luego Borgoña. Los anglos, los jutos y los sajones cruzaron el mar y se instalaron en la provincia de Bretaña, en la actual Inglaterra, donde fundaron cierto número de pequeños reinos. Así, poco a poco, el imperio se disgregaba, no conservando el emperador autoridad efectiva sino sobre el norte de Francia y en Italia.

martes, 28 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La crisis del Imperio

El reparto que había proyectado Teodosio el Grande se hizo efectivo a su muerte, en 395. Desde entonces, las circunstancias separaron definitivamente las dos mitades del imperio, y, mientras el Oriente logró sobreponerse a la crisis y subsistir durante largos siglos, el Occidente cayó al cabo de poco tiempo, víctima de las invasiones germánicas.

lunes, 27 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La conquista de Italia

El arma de que dispusieron los plebeyos para lograr sus conquistas sociales y políticas fue la amenaza de abandonar el servicio de las armas. Esta arma resultó eficaz porque, inmediatamente después de la revolución patricia del 509, los romanos se vieron amenazados por sus vecinos y tuvieron que apelar a toda su energía y a todos sus poderosos recursos para mantener a toda costa su independencia. La suerte acompañó a sus armas, y no sólo consiguieron contener a los agresores sino que muy pronto comenzaron a someterlos a su autoridad. Así, en el curso de los siglos V y IV, los romanos consiguieron afianzar su hegemonía sobre toda la Italia, proceso que quedó concluido en los primeros años del siglo VI.
CONQUISTAS ROMANAS. En poco más de medio siglo de César a Augusto, puede decirse que Roma llevó sus águilas a los confines del mundo occidental conocido, creando "las calzadas romanas", verdaderas vías del Imperio por donde discurría el poderío de ese pueblo.

domingo, 26 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La conquista de Italia

LAS GUERRAS DEL SIGLO V Y LA INVASION DE LOS GALOS El siglo que siguió a su independencia política fue de constante inquietud para la pequeña ciudad del Tíber. Los etruscos, que no se resignaban a perder su zona de influencia hacia el Sur, quisieron repetidas veces recobrar su autoridad sobre Roma, para lo cual iniciaron frecuentes ataques contra ella. Pero Etruria estaba ya herida de muerte. Su frontera norte estaba amenazada constantemente por las tribus galas y las ciudades septentrionales debían dedicar todas sus energías a repeler sus ataques; las ciudades meridionales, y especialmente Veyes, pudieron, en cambio, hostigar a Roma y lo hicieron cada vez que las circunstancias se presentaron favorables. Sin embargo, Roma pudo contener su amenaza y, al fin, en un esfuerzo supremo, logró dominarla y someterla finalmente en los primeros años del siglo IV, por obra del dictador Camilo. Al mismo tiempo los romanos tuvieron que luchar contra los pueblos vecinos del Lacio, especialmente los que vivían en las laderas de las montañas vecinas, a quienes tentaban las tierras fértiles que ocupaban los romanos. Los ecuos, los volscos y los sabinos solían hacer incursiones todas las primaveras sobre las regiones ocupadas por sus vecinos, y algunas veces pusieron en peligro a Roma. Sin embargo, en el curso del siglo v, los romanos lograron no sólo contener a esos pueblos sino también dominarlos, y formaron con ellos la Liga Latina, de la cual Roma fue la cabeza. Esta organización dio a Roma una sólida posición; pero, al cabo de poco tiempo, una terrible invasión de los galos amenazó a la misma Roma y estuvo a punto de provocar la disolución de la Liga. Empujados por los germanos, los galos habían penetrado en la actual Francia y habían cruzado luego los Alpes invadiendo a Italia. En su marcha hacia el Sur, los etruscos fueron su principal obstáculo, pero, al comenzar el siglo una fuerte banda había conseguido vencer su resistencia y llegó cerca de Veyes, precisamente cuando los romanos acababan de apoderarse de la ciudad. Los romanos se aprestaron a la defensa y trataron de contenerlos, pero su impulso arrollador los llevó hasta el mismo Lado, donde, finalmente, un ejército romano fue destruido en la batalla de Alia, en 390. Los galos se lanzaron sobre la ciudad. El Senado aguardó serenamente a los invasores en el recinto donde sesionaba, y sus miembros fueron ultimados, pero la población combatiente se refugió en el Capitolio —que era la ciudadela—, mientras los demás se alejaban del recinto urbano. El saqueo fue total, pero el Capitolio no fue tomado y, finalmente, Breno, el jefe de los invasores, ofreció vender su retirada a cambio de una gruesa cantidad de oro que los romanos decidieron entregar. Poco después, los galos emprendían otra vez la marcha hacia el Norte y los pobladores de Roma volvieron a su ciudad devastada pero libre. La consecuencia del desastre fue que las ciudades latinas intentaron sublevarse, aprovechando la crisis moral que suponían que se había apoderado de los romanos. Pero se equivocaron. Camilo, el heroico y decidido jefe que había conquistado Veyes, encabezó la represión, y poco tiempo después Roma volvió a ser señora del Lacio.
JUSTICIA MILITAR. Degollación de príncipes germanos vencidos por soldados no romanos, probablemente sármatas, en presencia de la caballería romana. (Columna de M. Aurelio)

sábado, 25 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La conquista de Italia

LA CONQUISTA DE LAS CIUDADES GRIEGAS La conquista y ocupación del Samnio puso a los romanos en contacto con las ciudades griegas del sur de Italia, que muy pronto comprendieron que las amenazaba el poder expansivo de Roma. En efecto, los romanos no vacilaron en procurarse la amistad de algunas de aquellas ciudades y en tratar de influir sobre ellas, debido a lo cual entraron en conflicto con Tarento, que era la que, hasta entonces, ejercía cierta hegemonía sobre el sur de Italia. En 281, Tarento tuvo la loca audacia de provocar a Roma y atacó algunos barcos romanos que estaban en el puerto. La consecuencia fue que la guerra se tornó inminente y Tarento pidió auxilio a Pirro, rey del Epiro, porque se sintió impotente frente a la magnitud del conflicto que había atraído sobre sí. Pirro, un guerrero formado en la escuela de los generales de Alejandro, creyó que sería empresa fácil para él dominar a todos los pueblos de Italia y construir un imperio en el Occidente, de modo que aceptó el hacerse cargo de la guerra. Pero, pese a que en las primeras campañas lo favoreció la suerte y derrotó a los romanos en Heraclea (280) y en Ausculum (179), Pirro cayó finalmente vencido en Beneventum, en 275, después de lo cual resolvió abandonar Italia dejando a las ciudades griegas libradas a sus fuerzas. Naturalmente, Roma logró apoderarse de ellas y la propia Tarento debió rendirse en 272. Así, al comenzar el siglo tu, la hegemonía romana se extendía por sobre toda la Italia. Los inmensos recursos de las ciudades marítimas de Magna Grecia pasaron a sus manos y muy pronto Roma sintió la hostilidad de otra potencia naval que se vid amenazada por ella: Cartago. Se preparaba de ese modo una larga lucha que la historia conoce con el nombre de guerras púnicas.

viernes, 24 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La conquista de Italia

LA CONQUISTA DE LA ITALIA CENTRAL Y LAS GUERRAS SAMNITICAS El éxito obtenido en esas campañas, la necesidad de guarnecer las fronteras y, sobre todo, las posibilidades que les daba la nueva organización del ejército —al que se había incorporado un crecido número de plebeyos— movieron a los romanos a extender sus operaciones tanto hacia el Norte como hacia el Sur. Toda la región meridional de la Etruria y las zonas próximas de la Campania fueron sometidas por sus ejércitos en el curso de la primera mitad del siglo v. Pero este acrecentamiento del poder militar provocó nuevamente el recelo de los latinos, que se sublevaron otra vez hacia 340. Roma los derrotó en poco tiempo y ejerció serenamente su autoridad sobre ellos al tiempo que continuaba su política de expansión hacia el Sur. En ese plan, no podía sino chocar con un pueblo vigoroso que habitaba las montañas del centro de Italia y que también aspiraba a ocupar las zonas fértiles de la costa de la Campania: los samnitas. Las guerras con los samnitas duraron en total treinta y cinco años. Empezaron con algunos desastres romanos, pero luego la suerte empezó a mostrarse adversa a los samnitas, quienes, finalmente, trataron de formar una coalición de todos los pueblos sometidos por Roma para dar contra éstos una batalla definitiva. Galos, etruscos y algunos pueblos de Italia central se unieron a los samnitas y juntos atacaron al ejército romano, pero fueron deshechos en la batalla de Sentino, el año 295. Poco tiempo necesitó luego Roma para afirmar su dominación en los territorios de los vencidos, con lo cual su poder político y militar salió robustecido de esta larga lucha, que por momentos tuvo caracteres trágicos para ella.

jueves, 23 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Las ciudades griegas hasta el siglo VI a. de J. C.

LA REFORMA DE SOLON EN ATENAS Solón fue elegido como árbitro por las distintas clases en conflicto, después que muchas luchas habían ensangrentado la ciudad. Hábil y previsor, Solón se dispuso a cumplir su misión con ecuanimidad, tratando de contentar a todos, satisfaciendo en parte sus aspiraciones. Su primera medida fue abolir las deudas contraídas como consecuencia de las hipotecas, y prohibir que en lo futuro se redujese a servidumbre al que no pudiera pagarlas. Pero lo más importante fue la reforma que introdujo en el sistema político, gracias a la cual todos los ciudadanos adquirieron derechos políticos y entraron a formar parte de una asamblea que era la que dictaba las leyes; con todo, subsistieron algunas diferencias sociales, porque no se consideraron iguales todos los ciudadanos sino que se los dividió en cuatro clases de acuerdo con el monto de su fortuna, y sólo pudieron ocupar las magistraturas los pertenecientes a las tres primeras. De ese modo, Solón dio acceso a los ricos en dinero a la dirección del Estado y suprimió los privilegios del nacimiento. Las reformas de Solón en Atenas — como ocurrió en otras partes— no pusieron fin a los trastornos sociales; nuevos intereses y nuevas pasiones surgían en un ambiente en el que la vida económica evolucionaba rápidamente y se sucedieron los conflictos, pese a los intentos reformadores. Pero el principio político de la democracia quedaba afirmado y el sistema se perfeccionó con sucesivos ajustes.
SOLON. El gran reformador ateniense fue el fundador del régimen democrático en Atenas y creó sabias leyes.

miércoles, 22 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Las ciudades griegas hasta el siglo VI a. de J. C.

LAS MIGRACIONES Los dorios entraron a sangre y fuego en las viejas ciudades de los aqueos. Eran guerreros brutales y, a diferencia de éstos, no respetaron ni asimilaron la civilización que hallaban a su paso. En algunas ciudades se instalaron como dominadores y expulsaron o sometieron a las poblaciones que las habitaban; otras veces fundaron ellos nuevas ciudades, con preferencia en algunas posiciones estratégicamente situadas; de todas ellas, Esparta fue la más importante y allí crearon los dorios un estado en el que mantuvieron con pocas alteraciones sus tradicionales costumbres, tan admirables por su sobriedad, como por su espíritu bélico. Ante el avance de los dorios, muchos pueblos optaron por huir y así se produjo una dispersión de griegos a la cual se debió la fundación de muchas ciudades en toda la cuenca del Egeo. Surgieron así las de la costa del Asia Menor, las de las islas Cícladas y Espóradas y algunas de la misma Grecia. En todas ellas se estableció un régimen aristocrático, en el cual sólo un pequeño grupo poseía la tierra y los derechos políticos, en tanto que los demás habitantes se hallaban en precaria situación económica y social. De estas ciudades, unas fueron marítimas y se dedicaron especialmente a la navegación y al comercio, en tanto que otras, enclavadas en el territorio, mantuvieron, en la medida en que lo permitía el suelo, su intensa actividad en el cultivo de los campos. En las ciudades marítimas, las clases pobres comenzaron a crecer en número y la escasez de sus recursos planteó graves problemas sociales; pero como el mar incitaba a tentar fortuna en otras tierras, muy pronto comenzó una nueva era de migraciones, que tuvo ahora el carácter de una colonización sistemática.

martes, 21 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Las ciudades griegas hasta el siglo VI a. de J. C.

Ya se ha visto cómo los aqueos conquistaron las antiguas colonias cretenses y se instalaron en ellas asimilándose su civilización. Es la época llamada creto-micénica, designación que recuerda el papel hegemónico que tuvo la ciudad de Micenas durante largo tiempo. Por esa misma época se produjeron las largas luchas entre los distintos grupos invasores, de las cuales guarda recuerdo la leyenda homérica, a través de la cual puede estudiarse también la civilización de ese período de tanto interés histórico. Pero los aqueos no fueron los últimos indoeuropeos que llegaron al mar Egeo. A partir del siglo XII aparecieron otros grupos, entre ellos los dorios, comenzando con los mismos una nueva era en el proceso de la historia de Grecia.

lunes, 20 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Las ciudades griegas hasta el siglo VI a. de J. C.

LAS CONSECUENCIAS DE LA COLONIZACION Las colonias griegas tuvieron un rápido florecimiento; eran los colonos hombres ávidos de mejorar su suerte y acostumbrados al trabajo, de modo que su actividad fue incansable y los resultados que obtuvieron inmensos. Así, cada colonia llegó a ser muy pronto un emporio de riqueza. Lo fundamental de su actividad fue la producción de cereales, productos que encontraban fácil acogida en las viejas ciudades griegas porque en ellas no se producían; pero a medida que la prosperidad se acentuaba, surgieron también las industrias y, con todo ello, el comercio adquirió un extraordinario volumen. Esta intensa actividad económica trajo consigo la aparición de la moneda, como elemento indispensable para facilitar las transacciones; y la moneda, a su vez, provocó profundas alteraciones en el régimen social. En efecto, como la tierra había sido hasta entonces el único signo de la riqueza, sus poseedores —esto es, la nobleza— ocupaban el primer lugar en la sociedad griega; pero el desarrollo económico y la aparición de la moneda trajeron consigo la aparición de una nueva clase social cuya característica era la de poseer considerables fortunas y que, naturalmente, aspiró a lograr una mejor situación dentro de la vida política. Surgieron entonces en casi todas las ciudades griegas conflictos sociales y políticos que culminaron en revoluciones sangrientas; pero los nuevos ricos, y los humildes a quienes arrastraban en el fragor de la lucha contra los odiados propietarios de la tierra, consiguieron arrancar a éstos parte de sus privilegios: nuevas constituciones se dictaron en muchos estados, y, entre todas, es singularmente característica la que ideó para Atenas el legislador Solón, a principios del siglo VI.

domingo, 19 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Las ciudades griegas hasta el siglo VI a. de J. C.

LA COLONIZACION GRIEGA Desde el siglo VIII hasta el siglo VI, fueron numerosas las ciudades griegas que organizaron expediciones destinadas a transportar densos contingentes de pobladores a lejanas comarcas con el fin de fundar allí colonias. Estos nuevos establecimientos mantuvieron los vínculos religiosos y económicos con sus metrópolis durante largo tiempo y, como generalmente surgieron en regiones apropiadas para el cultivo de los cereales, encontraron su mejor mercado en aquellas comarcas en donde no se producían y a las que era forzoso enviar todo género de productos. Las principales ciudades griegas que colonizaron las regiones lejanas del mar Mediterráneo fueron Mileto, Calcis de Eubea, Egina, Focea, Corinto, Megara, Tera y algunas otras. En todas ellas coincidieron diversas causas para provocar las emigraciones: densidad excesiva de la población, conflictos políticos y sociales, ascenso de ciertos grupos que no querían arrastrar más tiempo una vida sin horizontes. Espontáneamente unas veces, organizados por el Estado otras, estos grupos se lanzaron al mar en busca de regiones más propicias para sus ambiciosos intentos de hegemonía. De esta manera, pues, las nuevas ciudades formaron, en el mundo antiguo, una red mediterránea que dejaría allí algo de su espíritu helénico. Hacia el Este, las naves colonizadoras se dirigieron al mar Negro. Allí surgieron pronto algunas colonias que luego fueron ciudades importantes, tales como Odesa, Sínope, Heraclea o Tanais, cuya riqueza se amasó con el cultivo de los cereales. Otras surgieron en el camino que desde el mar Egeo conducía al mar Negro: Bizancio, Cízico, Abidos, Sestos, las cuales, por estar situadas en los estrechos, adquirieron un valor político y militar considerable. En el mar Egeo se colonizaron las costas de Macedonia y Tracia, donde aparecieron ciudades importantes como Potidea y Olinto, y al Sur, sobre la costa africana, se establecieron colonias en Egipto —la ciudad de Naucratisy en Libia, donde surgió y prosperó Cirene. Hacia el Oeste, donde Cartago ejercía ya cierta supremacía marítima, los griegos encontraron, sin embargo, amplio campo para establecerse. La región preferida fue el sur de la Península Itálica y la isla de Sicilia; en la primera se levantaron las ciudades de Tarento, Síbaris, Nápoles, Cumas y otras muchas que adquirieron diversa prosperidad; en la segunda surgieron, entre otras, Siracusa y Mesina, que fueron muy pronto activos centros de producción y comercio. Pero la marcha hacia Occidente no se detuvo allí; Masalia y Antípolis, en la costa meridional de Francia, y algunas débiles factorías en España muestran el esfuerzo de los colonizadores griegos por adentrarse en la zona de influencia cartaginesa.
COLONIZACION GRIEGA. Las ciudades griegas se dedicaron durante dos siglos a fundar colonias por el Mediterráneo y el mar Negro. En el mapa están marcadas con diferentes trazos las colonizaciones, que se deben a los navegantes helenos, los más famosos de la Antigüedad.

sábado, 18 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La China

Durante largo tiempo se ha creído que la China era una de las regiones pobladas desde más antiguo, acaso porque los chinos lo creían así y acaso también porque sus leyendas, sin duda muy remotas, ocultaban con un velo espeso el pasado del país. Hoy sabemos, sin embargo, que el establecimiento de los distintos grupos en los valles fértiles y la iniciación de su época histórica son posteriores a la sedentarización de los egipcios y mesopotamios. En el tercer milenio —aunque no podemos afirmarlo categóricamente— se produjo la fijación de densos grupos de población en los valles de los ríos Hoang-Ho y Yang- Tse-Kiang. Allí construyeron sus pequeñas aldeas y se dedicaron a cultivar las tierras vecinas, no sin que el constante peligro de las inundaciones los obligara, a veces, a vivir largas temporadas sobre sus débiles embarcaciones. Con todo, desarrollaron allí una fina civilización que tentó a los nómadas que vivían en los extensos desiertos de la Mogolia, los cuales se lanzaron con frecuencia sobre ellos aprovechando la debilidad de los pequeños estados en que los chinos estaban divididos. La historia de la China sólo se ilumina alrededor del siglo XIII a. de J. C. En esa época, los reyes de la dinastía Chu lograron unificar las distintas poblaciones de los dos valles y así formaron un estado poderoso, capaz de defenderse de las constantes agresiones de los mogoles. La unificación fue beneficiosa también en otros sentidos; la vida social y política, la civilización material, la religión, todo comenzó a ordenarse y a tomar una forma estable, que muy pronto una tradición vigorosa fijó de modo casi definitivo. Pero fue más adelante, en el curso del primer milenio a. de J. C., cuando este proceso de fijación del estilo cultural llegó a su culminación.
UTENSILIOS DOMESTICOS CHINOS. He aquí una colección de vasos de bronce de la época Chu (1122-236 a. de J. C.) descubiertos en una tumba. Hoy se hallan, junto con otras piezas de indudable valor artístico, en el Museo Metropolitano de Nueva York.

viernes, 17 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Cartago y Roma

LOS ORIGENES DE ROMA. LOS ETRUSCOS Mientras los griegos y los cartagineses se disputaban el dominio del mar, un pueblo de origen incierto desarrollaba una cultura singular en la Península Itálica, en el valle del río Arno: los etruscos. Según parece, habían venido del Egeo, y acaso estuvieran emparentados con aquellos aqueos que habían aparecido allí al terminar el segundo milenio; lo cierto es que, en la Etruria se fijaron y fundaron ciudades cuyo nivel de civilización alcanzó gran altura. Industriosos y audaces, los etruscos quisieron también participar de 1:1, ventajas de la actividad marítima, pero nunca consiguieron impedir la supremacía de los (los grandes rivales que se les oponían. En el país, en cambio, su suerte fue mejor y llegaron a dominar una extensa zona que llegó, hacia los siglos VIII y VII, desde los Alpes hasta el valle del Tíber. Sus ciudades más importantes fueron Volsinio, Tarquinia, Veyes y otras muchas; desde ellas emprendieron la conquista de los países limítrofes y sometieron a las pequeñas aldeas que habían fundado las distintas tribus italiotas de origen indoeuropeo. Entre éstas estaban las que los latinos habían fundado cerca de la desembocadura del Tíber y que tal vez, ya por esa época, constituyeran una verdadera unidad política con el nombre de Roma. Una vasta leyenda cubre el pasado de esta ciudad, después tan ilustre. Sin embargo, se sabe hoy que así empezó su historia y que fueron los etruscos quienes unificaron definitivamente las aldeas primitivas, las circundaron con una muralla y les impusieron sus reyes. La época de la monarquía nos es mal conocida. Los primeros cuatro reyes de que habla la leyenda — Rómulo, Numa, Tulio Hostilio y Anco Marcio— son figuras oscuras, en las cuales el mito y la leyenda se mezclan con la realidad histórica que seguramente hay en el fondo. Los tres últimos, en cambio —Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio— aparecen con rasgos más definidos, y sus hechos revelan que, en efecto, son personajes históricos aun cuando la leyenda los haya desfigurado en parte. La era monárquica es de neta influencia etrusca. De ese origen es la civilización material romana de ese entonces, como lo prueban los pocos restos arqueológicos que se poseen; de ese origen es la religión, las instituciones, en la medida en que podemos conocerlas. Sabemos también que los reyes respondieron a la política etrusca y que debieron combatir a los latinos que querían sacudir el yugo. Un día, finalmente, lograron éstos sus anhelos. En el año 509 a. de J. C. una revolución de los patricios expulsó a los reyes e instauró la república, con cuyo régimen Roma alcanzó el esplendor que le valió un puesto único en la historia de la Antigüedad.
ROMANOS LUCHANDO CONTRA CELTAS. Puede apreciarse en este relieve el indumento de vencedores y vencidos. Los romanos iban mejor protegidos.

jueves, 16 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Cartago y Roma

Cuando los griegos comenzaron a llegar a las orillas del Mediterráneo occidental, los cartagineses dominaban las rutas marítimas de la región y poseían factorías en las costas. La competencia entre ambos pueblos fue inevitable, y aunque poco a poco se fueron delimitando las zonas de influencia, no dejaron de producirse guerras entre ellos. En resumen, eran griegos y cartagineses los señores de la cuenca occidental; pero por entonces surgía lentamente una ciudad que un día los dominaría, a pesar de la humildad y pequeñez de sus orígenes: Roma.
LA LOBA ROMANA. Una estatua de factura etrusca, que representa una loba alimentando a dos niños abandonados, Rómulo y Remo, ha llegado a ser el símbolo de Roma.

miércoles, 15 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Cartago y Roma

CARTAGO Cartago había sido fundada por los navegantes de Tiro hacía el siglo IX a. de J. C. y se levantaba en la costa africana, cerca de donde está hoy la ciudad de Túnez. Muy pronto fue el emporio de todo el comercio fenicio de Occidente, que era, por entonces, el más importante de la metrópoli, de modo que, cuando Tiro comenzó a declinar por obra de los persas, Cartago pudo seguir desarrollando, como país independiente, la misma actividad que antes como colonia. Grandes talleres, en los que se producían objetos de alfarería, de metal, de vidrio, y ricas telas, permitían a los cartagineses desarrollar un intenso comercio con las costas occidentales del Mediterráneo, donde habían instalado factorías para trabar relación con los naturales; así les vendían sus productos manufacturados y les compraban, generalmente, los productos naturales de la región. Gades, en España, y Palermo, en Sicilia, eran, quizá, sus más importantes centros de acción. Cartago estaba gobernada por los comerciantes, y no tenía aspiraciones a la conquista de territorios, razón por la cual no había sido nunca potencia militar. En el mar, en cambio, eran temibles porque defendían con encarnizamiento sus mercados y las rutas que dominaban; sus naves se tornaban barcos piratas cuando la ocasión lo permitía y aun naves de guerra si era necesario; y entonces se mostraban capaces y valientes, y, en general, supieron imponerse a sus enemigos. Por eso los griegos no pudieron desalojarlos del Mediterráneo occidental y se limitaron a circunscribir su propia zona de influencia.

martes, 14 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

LA POESIA Y EL TEATRO También conoció el siglo y un intenso despertar del sentimiento poético. Entre los líricos, Píndaro fue sin duda el más grande, y sus odas —las Olímpicas, las Istmicas— revelan la profundidad y el vigor de su inspiración. Sin embargo, fue entre los trágicos donde se advirtió un desarrollo más sostenido de la inspiración poética en el siglo v. El teatro había surgido como una forma más o menos espontánea de expresión y había sido ordenado y sometido a reglas en el curso del siglo VI Desde entonces, los poetas comenzaron a escribir obras para que fueran representadas, unas pocas del tipo de la tragedia, y otras del tipo de la comedia. Tres grandes poetas aparecen en el siglo V que llevan la tragedia a su mayor grandeza: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Esquilo, en quien perdura la recia influencia del mito y la tradición homérica, nos ha dejado sólo siete obras, pues se perdieron muchas; Agamenón, Las coéforas y Las euménides componen la trilogía que se conoce con el nombre de Orestíada, porque narra la historia de Agamenón y Orestes; otras de sus tragedias se titulan Prometeo encadenado, Los persas, Las suplicantes y Los siete contra Tebas. Más joven que Esquilo era Sófocles, quien compitió con aquél en varios de los concursos anuales a que se presentaban las obras teatrales. Sófocles consiguió imponer su concepción más flexible del alma humana; le atrajo el tema de Edipo, acerca del cual escribió una trilogía de la que nos han llegado Edipo Rey y Edipo en Colona, y al que se vincula su Antígona. Finalmente, Eurípides consiguió llevar al teatro el sentimiento humano y el drama individual; de él se conserva mayor número de obras que de los otros dos gran- des trágicos, seguramente porque su prestigio fue más sostenido y se hicieron más copias; Ifigenia en Tauris, Ifigenia en Aulis, Alceste, Las bacantes, Hipólito y tantas otras son testimonios que han llegado hasta nosotros de su apasionado sentimiento de la vida. Junto a la tragedia, solía representarse siempre en Atenas una comedia, género satírico en el que era frecuente la burla cruel no sólo de las costumbres sino también de las personas y, especialmente, de las que tenían algún prestigio o alguna función importante. Sólo de Aristófanes nos han llegado algunas comedias, pero era fama en la Antigüedad que había sido el más ilustre autor de ese género. Nos quedan de él entre otras, Los caballeros, Las avispas, Las ranas, La asamblea de las mujeres, comedías todas en que la gracia despreocupada se alterna con la crítica mordaz y, a veces, grosera para el gusto moderno.

lunes, 13 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

PERICLES Pericles era un hombre de raro talento y cuyas virtudes de orador le aseguraban un extraordinario éxito en las asambleas. En poco tiempo adquirió un inmenso prestigio popular, que se extendía también a los grupos cultos, a los que protegió con fervor, fue así, no solamente el jefe popular y el abanderado de la reforma democrática, sino también el protector y propulsor del desarrollo espiritual de Atenas. Por eso suele llamarse al siglo v, el "siglo de Pericles". Desde 460 hasta su muerte —que ocurrió en 429— Pericles fue el centro de la vida política y cultural de Atenas. Para asentar la democracia, obtuvo que se fijara una pequeña retribución de dos óbolos —equivalente a un pequeño jornal— para los que asistieran a la Asamblea, con el objeto de que predominara allí el pueblo. De igual manera facilitó a los humildes el acceso a los cargos del Estado y propugnó toda clase de medidas en su beneficio. Pero lo que hizo su gloria fue el favor que dispensó a los artistas. Estos le prestaron un valioso concurso en la reconstrucción de la ciudad incendiada, y así pudo Pendes cubrirla de magníficos edificios y espléndidas obras de arte.
PERICLES. Hombre de excepción, Pericles representa la Atenas ilustre de los trágicos y los artistas, la Atenas victoriosa y feliz del siglo v.

domingo, 12 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

El papel que Atenas había des- empeñado durante las guerras médicas confirió a la ciudad del Atica una categoría de ciudad rectora en el mundo griego. Su hegemonía se hizo sentir en la vida económica y política de toda la cuenca del mar Egeo, y además no dejó de repercutir en su desarrollo interior; su fama y su grandeza robustecieron el genio nacional y le brindaron oportunidades para desarrollarse y cuajar en obras. Las artes plásticas, la poesía, la filosofía, todo lo que es desarrollo del espíritu, alcanzó por entonces en Atenas un brillo singular.

sábado, 11 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

LA HISTORIA Florecieron por este tiempo tres grandes historiadores, cuyas obras han llegado hasta nosotros. El primero es Heródoto, que narró con detalle las guerras médicas, remontándose a los lejanos orígenes del conflicto; con tal motivo ofrece una visión interesante del mundo bárbaro, acerca del cual ha conservado muchas noticias de gran valor hoy. Heródoto era un escritor que seducía por su manera fácil y por la abundancia de sus anécdotas; no vacilaba en interrumpir el hilo de la exposición si podía intercalar un detalle sugestivo o ameno, y por eso fue acogido con agrado, al mismo tiempo que se reconocía la emoción con que afrontaba el relato de la gran epopeya nacional contra Persia. Tucídides escribió sobre la guerra del Peloponeso, con mucho más rigor que Heródoto, con más sobrio estilo y más rigurosa composición. Jenofonte, por fin, se muestra más superficial que Tucídides cuando continúa su obra en la Helénicas, pero revela también cierta aptitud para atraer al lector con su ligero e intencionado estilo.

viernes, 10 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

LA HEGEMONIA POLITICA Después de la batalla de Micala, las naves griegas continuaron las operaciones hasta limpiar el mar Egeo de enemigos. Se independizaron las ciudades helénicas del Asia Menor, se establecieron bases en los puntos estratégicos que podían prevenir una sorpresa y se organizó la vigilancia de las rutas marítimas por donde podía llegar una nueva invasión. Pero era necesario concentrar todos los esfuerzos para que esa organización no se relajara con el tiempo y se facilitaran los planes enemigos. Atenas se propuso encabezar una confederación que agrupara a las ciudades marítimas de Grecia. En 477 logró organizar la Liga de Delos —así llamada porque el pequeño santuario de esa isla era su centro religioso—, de la que formaron parte todas las ciudades costeras e isleñas; Atenas recibió la misión de presidirla, en tanto que las ciudades aliadas tenían la obligación de contribuir con barcos o con dinero a los gastos de la defensa común. Con estos recursos, Atenas organizó un plan de dominación marítima. Temístocles logró que se fortificara el Pireo —que era puerto de Atenas— y que se construyeran murallas para defender el camino que lo unía a la ciudad. Cimón, el hijo de Milcíades, recibió el mando de la flota aliada y con ella emprendió una campaña de limpieza en todo el Egeo que concluyó con la desaparición de todos los reductos que conservaban los persas. Así puso fin a la amenaza de invasión, y dejó libres las rutas marítimas para el comercio griego. Esta última circunstancia influyó decisivamente en la prosperidad comercial e industrial de Atenas, que se enriqueció extraordinariamente con el tráfico de sus innumerables naves mercantes; además, Atenas utilizó la influencia que le proporcionaba la jefatura de la Liga para organizar en su beneficio un verdadero imperio marítimo.

jueves, 9 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

LA FILOSOFIA Grecia tenía una tradición filosófica que arrancaba del siglo VI y cuyos primeros representantes fueron los filósofos de Mileto: Tales, Anaxímenes, Anaximandro. Ellos —y otros que aparecieron por entonces en otras ciudades— tuvieron como principal preocupación aclarar el enigma del universo, el del principio de las cosas y todo cuanto se relacionaba con el mundo natural. De aquí vino el que se llamara a estos pensadores, escrutadores de la Naturaleza, y hoy día filósofos cosmológicos. La gran novedad que trae el siglo al campo de la filosofía es la aparición de un grupo de pensadores a quienes comienza a inquietar, en lugar del problema del universo, el problema del hombre, del alma humana, de la conducta moral. El núcleo más compacto de estos pensadores lo constituye el de los llamados sofistas, a quienes la tradición suele condenar porque en su comportamiento, en el ejercicio de la enseñanza, se apartaban de ciertas normas establecidas y consideradas correctas. Sin embargo, desde el punto de vista de la finura de su análisis, de los problemas planteados por primera vez, del método seguido y de los resultados a que llegaban, los sofistas revelaron poseer las características propias del filósofo auténtico. Su gloria quedó manchada por la severa crítica que hizo de sus métodos y de sus principios Sócrates, la más grande figura del pensamiento griego, a juzgar por las noticias que sobre sus ideas nos han legado sus discípulos Platón y Jenofonte. SOCRATES era un conversador infatigable, cuya preocupación era aclarar, mediante el diálogo, las ideas de su interlocutor y, acaso, sus propias ideas. Agudo y vivaz, el filósofo aparentaba ignorar lo que quería hacer decir a quien interrogaba, y conducía la conversación hasta el punto a que quería llegar para que quedara demostrada la afirmación que perseguía. De este modo desbarataba la suficiencia de muchos que se tenían por sabios, y acaso a esta circunstancia se debió el odio que despertó en muchas personas y que, al fin, le costó la vida. Porque, en efecto, Sócrates fue condenado a muerte, acusado de pervertir a la juventud y de no creer en los dioses de la patria, pero, como él decía, no fueron los últimos acusadores los que lograron su condena, sino el odio escondido de todos aquellos que le guardaban rencor. Sin duda, Sócrates no pervertía a la juventud; pero le enseñaba a pensar según un método racional, y eso podía parecer perversión a quienes consideraban que la salvación del Estado, estaba unida a la perduración e intangibilidad de las tradiciones. Sócrates no nos ha dejado obra alguna, pero sus discípulos, y especialmente Platón en sus Diálogos, nos han conservado una tierna visión de su maestro y una exposición de sus ideas. Platón y Aristóteles, ya en el siglo IV, fueron los que desarrollaron el pensamiento socrático y echaron las bases de la reflexión metódica sobre los problemas de la filosofía.

miércoles, 8 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

LA EVOLUCION DEMOCRATICA Este inmenso desarrollo económico estimuló el crecimiento de la población y, sobre todo, el desenvolvimiento de la clase de los humildes. Además, gran parte del éxito militar y político de la ciudad se había debido al jefe del partido popular, Temístocles, de modo que las tendencias democráticas estaban por entonces en proceso de desarrollo; así, la organización que había iniciado Solón se consolidó por entonces enérgicamente. Después de Solón, un tirano llamado Pisístrato había detenido el proceso de evolución democrática de Atenas con medidas demagógicas que le aseguraron su mantenimiento en el poder. Lo sucedieron sus hijos, pero una revolución los expulsó finalmente y el partido popular, encabezado entonces por Clístenes, había logrado implantar de nuevo la constitución de Solón, perfeccionando con sus reformas el orden democrático. En esa situación estalló la guerra con los persas y la política interior se mantuvo estacionaria. Pero después del triunfo la masa popular comenzó a reclamar nuevas concesiones: no sin resistencias lograron alcanzarlas y la antigua nobleza quedó relegada a una situación de total impotencia política. Quien aplicó un primer golpe vigoroso a sus privilegios fue Efialtes en 460. Hasta entonces, el Areópago, tribunal del que formaban parte los antiguos arcontes, era el más alto estrado de la justicia y tenía jurisdicción política; Efialtes le quitó esas prerrogativas y redujo a un mínimo sus atribuciones, por lo cual la aristocracia lo hizo asesinar; pero quedó al frente del partido popular un jefe todavía más radical y enérgico, destinado a tener en la historia de Atenas un papel fundamental: Pericles.

martes, 7 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Atenas en el siglo V

LAS ARTES PLASTICAS Grecia tenía una tradición arquitectónica y escultórica. Durante los siglos de la colonización se habían levantado en todas las ciudades griegas, y especialmente en las del Asia Menor, notables edificios a los que ornaban, generalmente, esculturas y relieves de caracteres especiales. Se notaba en éstos —como en la arquitectura— cierta marcada influencia del arte egipcio y asiático, que se ponía de manifiesto, sobre todo, en la rigidez que presentaba la representación de la figura humana. Pero en el siglo v, Atenas, sin romper del todo con esta tradición, perfeccionó tu técnica y afinó su expresión, logrando entonces alcanzar un altísimo nivel artístico. La ocasión para que se manifestara el genio plástico de los griegos la proporcionó Pericles con su plan de reedificación de la ciudad; tantos arquitectos y escultores se precisaban para tan magna obra, que afloraron los mejores y tuvieron ocasión para revelar sus aptitudes. Grandes edificios debían levantarse en la ciudad y era necesario adornarlos: la obra fue encargada a los artistas que Pendes distinguía con su admiración, que fueron, sin duda, los mejores. La obra más importante fue la edificación de suntuosos recintos en la Acrópolis o ciudadela de Atenas. Allí se levantó el gran templo dedicado a la diosa Atenea, que se conoce con el nombre de Partenón; era un vasto edificio de 69 metros de largo por 37 de ancho, cuyo proyecto se debe a los arquitectos Ictinos y Calícrates; estaba rodeado por un pórtico de columnas de orden dórico y lo decoraban frisos y frontones con bajos relieves; éstos fueron obra del escultor Fidias y de sus discípulos. En el interior del templo se levantaba la estatua de la diosa, esculpida por el mismo Fidias. También había en la Acrópolis otros templos: el Erecteión, de orden jónico, y el de Atenea Niké, de semejantes características. El primero de ellos se particularizaba porque tenía un pórtico en el que las columnas eran reemplazadas por estatuas de mujeres, a las que se llamaba cariátides. Conducía a la Acrópolis desde la ciudad una vía que llegaba a la parte alta de la colina a través de unos pórticos llamados propíleos. Entre los escultores, sin duda fue Fidias el más grande. Antes de él habían sorprendido a los griegos Mirón y Polídeto, por la precisión de las formas anatómicas y la vivacidad del movimiento. Pero Fidias alcanzó mayor dominio aun de la técnica escultórica y supo expresar con definitiva justeza la serena concepción de la vida que amaba el griego y constituía su ideal supremo. No han llegado hasta nosotros ni la Atenea del Partenón ni el imponente Zeus que esculpió para el santuario de Olimpia; pero poseemos, en cambio, algunos fragmentos de los relieves del gran templo ateniense, en los cuales se admiran sus calidades de escultor vigoroso y fino a un tiempo. Después de él brillaron Praxiteles, el autor del Hermes, Lisipo y Scopas, este último precursor ya de una nueva orientación plástica que predominó en el período helenístico. No nos es conocida la pintura griega; las obras de Polignoto, de Zeuxis o de Parrasio se han perdido y sólo tenemos referencias y opiniones antiguas acerca de ellas; pero, en cambio, conocemos bien la obra de los pintores que trabajaron en decorar vasos, de cuyas figuras podemos deducir hasta qué punto era preciso y delicado el dibujo.
VASO GRIEGO. Este vaso, llamado "vaso Frangois", se considera la obra maestra de la cerámica griega. El fondo es rojo y las figuras aparecen en negro.

lunes, 6 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Aqueos, hebreos y fenicios

Así, al promediar el segundo milenio, el Mediterráneo oriental cambió de señores. Los aqueos sometieron transitoriamente a egipcios e hititas y se establecieron en algunos lugares de la costa sirio-africana; pero su principal hazaña fue dominar la zona de influencia cretense, suplantando a los egeos. En la Siria, en cambio, libre ahora de las dos potencias que la disputaban, se formaron pequeños estados integrados por los semitas de esas regiones; así surgieron las ciudades fenicias y se constituyó el pueblo hebreo como grupo sedentario.

domingo, 5 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Aqueos, hebreos y fenicios

LOS HEBREOS También la más antigua historia de los hebreos nos es desconocida, pese a que poseemos en la Biblia un testimonio admirable y riquísimo sobre su existencia; pero las más antiguas tradiciones están, sin duda, algo deformadas también por obra de la transmisión oral. Seguramente eran en un principio uno de los tantos grupos semíticos que fueron arrancados de su hogar primitivo —Ur, según la Biblia— por obra de las invasiones indoeuropeas. Vagaron por el desierto arábigo y, por fin, entraron en las tierras de Egipto, acaso confundidos con ese tropel de pueblos que los egipcios llamaron hicsos, o acaso a] calor de la protección dispensada por éstos a todos los pueblos extranjeros. Allí vivieron algún tiempo y, lo que es más importante, allí adquirieron sentido nacional madurando su religión monoteísta en el seno de un conjunto de pueblos politeístas: sólo el intento de Amenofis IV parece constituir un esfuerzo similar y acaso relacionado con el de los hebreos. Cuando se produjo la reacción nacional egipcia, los hebreos empezaron a sufrir las consecuencias del odio nacionalista de los egipcios y debieron huir. Moisés, dice la Biblia, encabezó el éxodo y condujo a su pueblo hasta el Sinaí, donde le dio la ley que debía regirlo. Poco después, los hebreos siguieron su marcha en busca de la "tierra prometida" y llegaron a la Palestina, que conquistaron no sin esfuerzo. A partir de entonces abandonaron su largo peregrinar y se establecieron allí, organizados en doce tribus, cada una de las cuales tenía sus propios jefes, pero sobre los cuales se elevaba la autoridad suprema de un juez. Sin embargo, esta autoridad resultaba débil ante la constante agresión de los pueblos vecinos, y un día, apremiado por el pueblo, el profeta Samuel ungió reyde los hebreos a Saúl, en los últimos años del segundo milenio. Así surgió la monarquía hebrea, que llevó a ese pueblo a su más alto desarrollo durante los años que siguieron.

sábado, 4 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Aqueos, hebreos y fenicios

LOS FENICIOS Los fenicios eran también de origen semita y estaban establecidos en la costa del Mediterráneo desde épocas remotas. Estuvieron sometidos a los diferentes señores que dominaron esas regiones, pero, sin perjuicio de eso, realizaron una intensa actividad comercial en sus ciudades, de las cuales las más importantes por esta época fueron Biblos y Sidón. Biblos fue la primera ciudad fenicia que alcanzó cierto esplendor. Estuvo en estrecha relación comercial con el Egipto y cayó bajo su dependencia, con lo cual se acrecentaron sus posibilidades mercantiles, porque muchos productos egipcios se vendían casi exclusivamente por intermedio de esa ciudad. Sin embargo, Biblos no pudo mantener su hegemonía en Fenicia; otra ciudad, Sidón, comenzó a desarrollarse y oscureció a su rival. Sidón fue una de las principales posiciones egipcias en la época de las guerras de Siria, pero su verdadero esplendor lo alcanzó cuando comenzó a explotar el comercio marítimo que antes realizaban los cretenses. En efecto, después de 1400, cuando Creta cayó ante los ataques de los aqueos, los fenicios de Sidón aprovecharon las circunstancias favorables para dominar las regiones del cobre y para acaparar el intercambio comercial de las islas del Egeo, y, especialmente, de Creta y las costas de Siria y de Africa. Muy pronto empezaron a surgir numerosas factorías y colonias fenicias y la prosperidad de Sidón fue acrecentándose: como los cretenses, elaboraban el bronce, vendían vasos de alfarería y cerámica, objetos de metal, estatuillas, marfiles, y, sobre todo, tejidos; no fue poca la ganancia que obtuvieron explotando el comercio de telas color púrpura, que teñían con una sustancia que provenía de un pequeño molusco abundante en sus costas; y no fue menor la que consiguieron con sus actividades piráticas, que hizo del nombre de los fenicios un sinónimo de bandidos de los mares. El esplendor de Sidón halló su fin al concluir el segundo milenio. Por esta época una de las ramas de los "pueblos del mar" se establece en sus proximidades y poco después Sidón comienza a declinar, abatida por la competencia y por las armas de sus poderosos vecinos.

viernes, 3 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Aqueos, hebreos y fenicios

LOS AQUEOS Ya dijimos cuál fue el resultado de la marcha de los aqueos por la Grecia: se apoderaron de las factorías fundadas por los egeos e hicieron de Micenas su centro político y militar más importante. Pese a la conquista, los aqueos no aniquilaron la civilización egea sino que supieron asimilarla. Aprendieron a construir edificios y a fabricar toda clase de objetos, y resultaron aventajados discípulos en el arte de la navegación. Ese pueblo destruyó las más importantes ciudades cretenses. La consecuencia fue que el dominio marítimo del mar Egeo pasó a manos de los aqueos, quienes fundaron numerosas colonias en las diversas islas de ese mar y en la costa del Asia Menor. En general, y salvo algunas confusiones propias de la tradición oral, puede decirse que estos aqueos son los protagonistas de los poemas que compuso Homero, de modo que quien lea con atención la Riada y la Odisea tendrá una imagen bastante fiel de cuál fue el grado de civilización que alcanzó este pueblo tras la absorción de la cultura egea. Los aqueos prefirieron la vida urbana y cada una de sus ciudades constituyó un Estado independiente. Su historia nos es desconocida, pero, así como en los poemas homéricos, nos quedan rastros de ella en las más viejas tradiciones griegas. Otras más modernas, en cambio, nos hablan de cómo sucumbieron, al finalizar el milenio, a manos de otro pueblo también indoeuropeo: los dorios.

jueves, 2 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La aparición del Cristianismo

SAN PABLO Entre estos propagandistas de la nueva fe, ninguno tiene tanta importancia como San Pablo. Judío de origen, había sido educado según las costumbres helénicas y conocía bien las doctrinas filosóficas griegas. Según la tradición, persiguió durante sus primeros años a los cristianos, pero tuvo una revelación en el camino de Damasco, después de la cual se convirtió y dedicó su vida a enseñar las doctrinas de Jesús. Se le llamó el "apóstol de los gentiles", porque sostuvo la necesidad de predicar la nueva fe entre todos los hombres, sacándola así del seno de las comunidades judías, donde algunos querían mantenerla encerrada. San Pablo universalizó la doctrina cristiana, y a sus esfuerzos se debió la aparición de comunidades de esa fe en todas las ciudades importantes del Mediterráneo. Tan activa fue la propagación del cristianismo, que, ya en época de Nerón, se suscitó una cruel persecución que costó la vida a muchos fieles de esa fe. Más tarde, en época de Domiciano, volvió a repetirse con mayor crueldad, pero también con el mismo resultado; porque, en efecto, las persecuciones no sólo no debilitaron al cristianismo sino que, por el contrario, lo fortalecieron con el sacrificio de los fieles. Con todo, durante este siglo, y aun en el curso del siguiente, el número de cristianos no fue muy considerable fuera de las regiones orientales del imperio. Será en el siglo ni cuando se notará en las filas del cristianismo un movimiento de intensa propagación, que preparará su reconocimiento por Constan tino en el siglo 'v.

miércoles, 1 de julio de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La aparición del Cristianismo

JESUS Y SU DOCTRINA A diferencia de todos los otros pueblos orientales, los hebreos elaboraron una creencia monoteísta. En general, era una religión muy apegada a la forma de los ritos, pero hubo muchos profetas —Isaías y Jeremías, especialmente —que predicaron la necesidad de practicar una religión íntima, mística, en la que el ritualismo fuera reemplazado por la fe profunda. Siguiendo este pensamiento, Jesús predicó una doctrina de fraternidad y de amor, que conmovió profundamente a muchos hebreos, que se hicieron discípulos suyos. Enseñaba Jesús que la verdadera vida no es ésta que vive el cuerpo, sino la vida eterna del alma, para la cual la existencia terrena es preparación y prueba. Aquí, en la tierra, era necesario demostrar la virtud para merecer el bien después de la muerte, y esa virtud consistía en la firme fe en Dios y en el ejercicio de una moral superior. El desprecio por las riquezas, el amor al prójimo, la resignación ante las calamidades de la vida, el ejercicio de la misericordia y la caridad, todo ello constituía un conjunto de reglas cuyo cumplimiento estimaba muy superior al frío ejercicio de un culto minucioso como el del templo de Jerusalén. Esta última circunstancia le atrajo a Jesús el odio y la persecución del Sanedrín —que era el Senado de la ciudad—y de los sacerdotes. Oían que por todas partes se atribuía a Jesús el maravilloso poder de obrar milagros, que se reconocía en él al Hijo de Dios, al Mesías esperado y ungido por Dios mismo; y temerosos de no poder contener el avance de la nueva doctrina, comenzaron a hostilizarlo para perderlo. El pueblo, en efecto, le seguía devotamente, porque su palabra tenía un extraño poder de sugestión y era, además, convincente y sencilla; enseñaba por medio de parábolas que llegaban al corazón de quienes lo escuchaban y sus promesas de redención encontraban eco en los espíritus acongojados. Era, pues, imprescindible, para los sacerdotes del templo, impedir que siguiera una predicación que amenazaba socavar su predominio. No pudiendo condenarlo por razones religiosas, el Sanedrín y los sacerdotes aprovecharon el prestigio popular de Jesús para presentarlo como un caudillo revolucionario que quería rebelar al pueblo contra la autoridad romana. Como esta clase de movimientos no eran inverosímiles en Palestina, el procurador de Galilea, Poncio Pilatos, dio por fundada la acusación y, no sin vacilaciones otorgó su consentimiento para que Jesús fuera condenado a muerte. Así .fue como lo crucificaron entre dos ladrones, en el año 33 de nuestra Era, en el monte denominado Gólgota, es decir, monte de las Calaveras.