domingo, 29 de noviembre de 2015

HISTORIA MEDIEVAL - El ámbito de la cultura medieval

EL CRISTIANISMO En el área geográfica del antiguo imperio, el cristianismo fue la religión predominante. A partir de su reconocimiento por Constantino, a principios del siglo IV, la Iglesia se organizó ajustándose a la organización administrativa y política del imperio, de modo que, desaparecido éste en Occidente, conservó la tradición de su autoridad universal. Así lo reconocieron los distintos reinos que aparecieron en esa región, que vieron en el papado el heredero de aquella autoridad. La Iglesia fue, así, el vínculo de unión que impidió la disgregación espiritual del Occidente, al que mantuvo unido por la comunidad de la fe. La autoridad de la Iglesia mantuvo también la unión entre el Occidente y el Oriente, hasta que, en el siglo XI, se produjo la escisión entre las dos iglesias por el llamado Cisma de Oriente. Pero aún después, la comunidad de la fe unió a las dos antiguas regiones romanas frente a los infieles musulmanes, afirmando la radical unidad espiritual por encima de las divisiones políticas e incluso eclesiásticas. El cristianismo destruyó algunos de los ideales más característicos de la tradición romana, pero no fue totalmente impermeable a esa tradición y se desvió, en muchos aspectos, de sus contenidos primitivos para amoldarse a la concepción romana de la vida que predominaba en lo que había sido el imperio. Puede decirse que el cristianismo se romanizó, y la organización de la Iglesia constituye, en este aspecto, el testimonio más evidente, sin ser el único. Por otra parte, como el cristianismo se acuñó con determinados caracteres durante los últimos tiempos del imperio, el recuerdo de Roma quedó indisolublemente unido al cristianismo, que eternizó la lengua latina y el nombre de la Ciudad Eterna.
SAN JUAN DE BAÑOS. La basílica fundada en 661 por Recesvinto es quizá la más clásica de todas las basílicas latinas de la época visigoda, fue erigida por este rey en acción de gracias, luego de sanar de una enfermedad.

domingo, 8 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - El siglo de los Antoninos

TRAJANO La elección de Nerva fue feliz. Trajano, que mereció tal distinción, era un soldado eminente y se reveló como un gobernante enérgico y prudente. Sus convicciones —y acaso su ambición de gloria— lo llevaron a romper la tradición imperial en materia de conquistas, y aplicó su celo a extender las fronteras romanas. Hizo para ello numerosas campañas: El resultado fue favorable, y quedaron incorporadas al imperio la Dacia —actual Rumania—, la Mesopotamia y la Armenia, la Siria y la Arabia. De todos estos nuevos territorios, la Dacia fue la región que se logró romanizar mejor. Las gentes que la poblaban aceptaron el idioma y las costumbres romanas y, sobre todo, recibieron en su territorio importantes colonias destinadas a guarnecer la región. Así fue como, a pesar de que se la abandonó luego, permaneció dentro de la zona de influencia cultural de Roma. Los territorios anexados en Asia, en cambio, no ofrecían, a los ojos romanos, otro interés que el de contribuir a la defensa contra los partos; éstos, relegados más allá del Tigris, eran menos peligrosos que cuando estaban sobre las rutas de invasión, ya que la experiencia enseñaba a los romanos que sus ejércitos no eran muy eficaces para la lucha en los desiertos. Estas regiones también fueron abandonadas pronto. En lo interior, Trajano demostró un verdadero celo por el bienestar de sus súbditos. Desarrolló las instituciones de ayuda a los necesitados que había implantado Nerva y facilitó el trabajo de los agricultores ofreciéndoles créditos liberales. Sobre todo se preocupó por las provincias; él era español de origen y conocía cuán necesitadas estaban de protección oficial, de modo que procuró por todos los medios asegurar su prosperidad mediante un gobierno regular y justo que estimulara la riqueza y la tranquilidad de los provinciales. Numerosas obras públicas — caminos, puertos, puentes— permitieron el desarrollo económico de algunas regiones hasta entonces descuidadas, al tiempo que servían a la defensa militar del imperio.
TRAJANO. El emperador aparece seguido por su séquito en este relieve, uno de los muchos que se conservan de su época. Trajano logró la estima de su pueblo, dadas sus muchas y grandes cualidades de gobernante, entre otras la de haber llevado la dignidad imperial a su máximo realce, sin que por eso su autoridad decayera en la tiranía.

sábado, 7 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - El siglo de los Antoninos

Cuando en el año 96 cayó asesinado Domiciano, subió al poder un hombre eminente del orden senatorial: Nerva. Su breve gobierno se caracterizó por el respeto a la ley y a las normas del principado según la tradición de Augusto; pero lo que merece señalarse por sobre todo en su breve gobierno es que estableció el principio de la adopción para asegurar la sucesión imperial, principio según el cual cada príncipe elegiría cuidadosamente el hombre más calificado para sucederle y lo adoptaría como hijo, de modo que su derecho fuera inobjetable cualquiera que fuera el criterio que se siguiera. A esta circunstancia debió Roma el tener, durante el siglo ti, la serie más brillante de príncipes que registra su historia.

viernes, 6 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - El siglo de los Antoninos

LA CULTURA DEL SEGUNDO SIGLO DEL IMPERIO Tiempo de paz y de esplendor, las grandes construcciones abundaron por entonces. Se reconstruyó el templo del Panteón, se delinearon nuevos foros —como el de Nerva y el de Trajano— en los que se elevaron suntuosos edificios, y fueron numerosos los monumentos de gran calidad arquitectónica que se levantaron por entonces. Merece recordarse el mausoleo que se construyó para Adriano, enorme construcción circular que, luego modificada, se conoce hoy con el nombre de Castillo de Sant Angelo; y son igualmente significativos la villa de Adriano en Tívoli, el arco de Trajano en la ciudad de Benevento y las columnas de Trajano y de Antonino Pío en Roma. No faltó por entonces una escultura de singular calidad, y testimonia su desarrollo el inmenso relieve en espiral que cubre la Columna Trajana, en el que se representan los principales episodios de las campañas de Dacia. En el campo de las letras, hubo escritores de calidad, como Apuleyo, el autor de las Metamorfosis, una novela que se conoce también con el nombre de El asno de oro, y Plinio el Joven, de quien se han conservado, fuera de numerosas cartas, un Panegírico de Trajano. Marco Aurelio ha pasado a la inmortalidad como eximio exponente del pensamiento filosófico de los estoicos, y hoy conocemos también las cartas de uno de sus maestros, Frontón, que pasó en su tiempo por insigne orador. Finalmente, pertenece a esta época Aulo Gelio, el autor de las Noches áticas, obra a la que debemos infinidad de noticias sobre cosas y hombres de la Antigüedad.

jueves, 5 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - El siglo de los Antoninos

ANTONINO PIO Y MARCO AURELIO Adriano murió en 138 y lo sucedió Antonino Pío, a quien había adoptado, fue un espíritu superior, a quien apasionaba la justicia; se sentía esclavo de sus deberes, y, aunque no innovó en materia política o militar, condujo el gobierno del imperio con tanta equidad y prudencia, que su tiempo pareció a los romanos el más feliz que el imperio conociera. Sus dotes de hombre íntegro se pusieron de manifiesto, finalmente, en la elección de su sucesor, Marco Aurelio, que ocupó el poder a su muerte, en 161; sin embargo, le dio como colega a Lucio Vero, un hombre de escasa virtud, al que Marco Aurelio supo contener en sus apetitos. Reinaron juntos hasta que murió Lucio Vero en la guerra contra los sármatas, marcomanos y cuados, que habían invadido las provincias danubianas. Marco Aurelio continuó esta campaña con singular energía hasta su muerte, que ocurrió en Viena, el año 180 de nuestra era. Marco Aurelio no era un temperamento belicoso. Amaba la paz y el reposo, y su vocación profunda era la filosofía, que había estudiado con pasión, adhiriéndose a la doctrina estoica. Fruto de sus reflexiones fueron las notas para un libro que no llegó a escribir y que han llegado hasta nosotros con el título de Pensamientos; en esas líneas, breves y profundas, se refleja no sólo la hondura de sus meditaciones sino también la grandeza de su espíritu de gobernante, fue justo y, pese a sus aficiones, supo cumplir con su deber de gobernante aunque tuviera que sacrificar lo que le era más caro en la vida: el estudio y la reflexión. Una sola debilidad tuvo en su vida: la elección de su hijo Cómodo para el gobierno del imperio. Conocía el sabio emperador sus defectos y sus vicios, su carácter tortuoso y su sensualidad; pero no supo dominar su amor paternal, y el imperio debió sufrir durante trece años —desde 180 hasta 193— un gobierno tiránico y desordenado, durante el cual se malograron todos los esfuerzos de sus antecesores para sujetar la vida pública a las leyes. No fue lo menos grave de su acción el descuidar la vigilancia de las fronteras que su padre defendiera hasta la muerte, preparando con ello las invasiones que más tarde se precipitaron sobre el imperio. Tras muchas angustias, se conjuraron para darle muerte sus propios parientes, pero fracasaron y sufrieron el condigno castigo. Pero, al fin, Cómodo no pudo evitar otra celada y fue asesinado en 193.
MARCO AURELIO. Pasó su reinado entre continuas guerras contra los bárbaros. Hombre extraordinario, adepto del estoicismo, murió en 180.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - El siglo de los Antoninos

ADRIANO Siguiendo el principio establecido por Nerva, Trajano adoptó a Adriano, que le sucedió en el poder a su muerte, en 117. Adriano fue un celoso administrador y un verdadero tutor de las provincias, cuyas necesidades conoció y estudió personalmente por medio de frecuentes viajes. No sólo estimuló la vida económica del imperio, sino que trabajó intensamente en su administración y se preocupó, sobre todo, por la ordenación de la justicia. Quizá la obra más significativa de su gobierno fue el Edicto Perpetuo, recopilación de los antiguos edictos pretoriales realizada por el sabio jurisconsulto Salvio juliano. Desde entonces, el derecho quedó ordenado en un cuerpo de disposiciones de fácil consulta. Adriano se apartó de la tradición de su antecesor en cuanto a la política militar. Consideraba que la extensión del imperio comprometía su seguridad, y no vaciló en desprenderse de las conquistas que Trajano había hecho en Oriente; organizó cuidadosamente, en cambio, la política defensiva, ordenando la construcción de fortificaciones en Retia, Germania y Bretaña, estableciendo guarniciones y vigilando estrechamente a los pueblos vecinos. Así pasó a la historia como un gobernante prudente y previsor, que supo descubrir la amenaza que para la Roma imperial podían llegar a significar los germanos.

martes, 3 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Roma y la instauración de la República

EL TRIBUNADO DE LA PLEBE Poco después de instaurada la república, los plebeyos amenazaron con abandonar la ciudad si no se les concedían mejores condiciones de vida. Querían que no se los redujera a la esclavitud a causa de las deudas y, sobre todo, que se les reconociera el derecho de designar dos tribunos que los representaran y los defendieran frente a los atropellos de los poderosos. Los patricios consintieron, porque la plebe no vaciló en retirarse al monte Sacro y afirmó que estaba decidida a fundar allí otra ciudad; desde entonces, sus miembros pudieron gozar de cierta segura protección, porque los tribunos eran inviolables y poseían la atribución de interponer su veto a cualquier sentencia o decisión de los magistrados que constituyera un atropello a sus derechos. Para decidir su actitud y para consultar a la plebe, los tribunos comenzaron a convocarla a unas asambleas que recibieron el nombre de concilios de la plebe, las cuales tomaban ciertas decisiones —los plebiscitos— que obligaban a sus miembros. Estas asambleas adquirieron cada vez mayor importancia y, con el correr del tiempo se transformaron en cuerpos del Estado.

lunes, 2 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Roma y la instauración de la República

LA REPUBLICA PATRICIA Roma era una pequeña comunidad agrícola, en la que, naturalmente, los principales propietarios de la tierra —los patricios— poseían cierta innegable superioridad sobre las gentes que carecíande bienes raíces y vivían del comercio o trabajando como jornaleros, a quienes llamaban plebeyos. Los últimos reyes etruscos trataron de apoyarse en estos últimos para afirmar su poder y les concedieron algunas ventajas; pero los patricios no estaban conformes y esperaron una ocasión favorable para sacudir el yugo etrusco y, al mismo tiempo, someter a los plebeyos para defender y afirmar sus privilegios. La ocasión - llegóen tiempos del rey Tarquino el Soberbio, cuya prepotente autoridad concluyó por irritar a los nobles, quienes organizaron una insurrección general que estalló en el año 509. Tarquino fue depuesto y los patricios organizaron una república aristocrática, de cuyo gobierno quedaron totalmente excluidos los plebeyos. Sin embargo, esta clase numerosa constituía uno de los resortes fundamentales del ejército y de la economía. El nuevo Estado se veía acosado por sus vecinos, especialmente por los etruscos, que deseaban volver a imponer en él su autoridad, y muy pronto comprendieron patricios y plebeyos que no podían los primeros prescindir de los segundos; así fue como empezó una larga pugna entre las dos clases sociales, amenazando los plebeyos con abandonar la ciudad si no se les concedían algunos derechos, y luchando los patricios por mantener sus privilegios sin llegar a provocar la emigración de los plebeyos. Esta lucha entre patricios y plebeyos llena la historia interior de Roma durante los siglos V y IV, resolviéndose definitivamente en el su. En todas las situaciones peligrosas provocadas por los ataques de los enemigos, los plebeyos exigían, a cambio de su ayuda, la concesión de nuevas ventajas, y los patricios solían conceder todo o parte de lo que se les demandaba, a cambio de la ayuda militar, sin perjuicio de que procuraran por todos los medios defender algunos de sus privilegios. De este juego de intereses resultó al cabo una nueva organización política y social que se conoce con el nombre de estado patricio-plebeyo.

domingo, 1 de noviembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - Roma y la instauración de la República

En la época en que Atenas luchaba por alcanzar una organización democrática, Roma, la pequeña ciudad del Tíber dominada por los etruscos, crecía lentamente, aislada y sin horizontes. Pero al finalizar el siglo VI, un acontecimiento decisivo cambió sus perspectivas y le abrió el camino de sus grandes destinos: la instauración de la república.
GUERREROS ROMANOS. El casco, el escudo redondo, la loriga, la espada y la lanza constituían el armamento del soldado romano.