Los embriones se parecen entre sí mucho más que los adultos respectivos. Es lo que muestra la figura, donde podemos comparar los embriones de toro, conejo y nombre en tres edades sucesivas. Se ve claramente que cuanto más jóvenes, tanto más se parecen los embriones.
Embriones de toro, conejo y hombre en tres estadios del desarrollo. Se ve que son tanto más semejantes cuanto más jóvenes, y mucho más parecidos que los adultos entre sí.
La embriología comparada suministra, por lo tanto, una prolongación valiosísima de la prueba de la evolución extraída de la anatomía comparada. Aun donde las formas adultas son bien distintas, la embriología señala tales semejanzas que queda claro el parentesco, el origen común.
viernes, 18 de julio de 2014
BIOLOGÍA - La teoría de la recapitulación
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