sábado, 5 de enero de 2013

PEDAGOGÍA - Didáctica
INTUICION
El concepto de intuición es uno de los principales descubrimientos pestalozzianos. No ha de
entenderse aquélla en un sentido pasivo, algo así como la visión sensible, la impresión de los
objetos, sino como algo activo: "la creación originaria del objeto según su número, su medida, sus
puntos y líneas, su forma, etc.". Siendo la función propia del pensar conceptual "el subsiguiente
darse cuenta de esta nuestra propia actividad en la configuración del objeto". La intuición es, por
tanto, igual a creación del objeto; no es, pues, posterior a una posible creación de la sensibilidad,
sino simultánea con ella: la actuación de la inteligencia en los sentidos.
Pestalozzi ha expuesto el significado de este principio en el libro que se llama El método. El
método es la ley mediante la cual se afirma la espontaneidad del niño. Ahora bien, una ley
expresa lo que en todos los casos y bajo todas las circunstancias cambiantes tiene lugar de una
manera invariable. Por tanto, la ley tiene dos criterios: 1°, la generalidad, o sea, que ha de
comprender todos los casos; 2°, la necesidad, o sea, que no sólo ha de comprender todos los casos,
sino que los ha de comprender siempre, necesariamente, fuera del tiempo.
Según esto, una ley de la educación humana deberá afirmar lo siguiente: una manera siempre
igual de surgir de las fuentes interiores del espíritu que se está formando. Por consiguiente,
supone un camino siempre igual, esto es, un método. En sus libros y en su acción empleó
Pestalozzi la palabra método como sinónimo de orden, de sistema, de arte. Así dice: "no conozco
ningún método que no descanse en las consecuencias de la convicción de mi amor a los niños. De
no ser éste, no quiero conocer ningún otro".
Por tanto, la palabra método tiene una significación bastante precisa: quiere decir formación,
educación elemental; donde el término elemento tiene un significado euclidiano. Sabido es que
para Euclides el elemento —en griego prota, lo primero— no es lo primero pura y simplemente,
sino aquel principio primero en el cual se incluyen todos los siguientes, del cual surgen los demás
en una rigurosa encadenación lógica. Por consiguiente, el elemento es aquel principio primero que
tiene en su entraña tal fuerza, tal riqueza, que mantiene dentro de sí a todos los demás que van a
constituir la serie; y no sólo los saca de sí, sino que los saca de una manera sistemática y lógica.
Tal es la primera exigencia del método de Pestalozzi: "partir de los elementos"; pero según el
sentido que hemos
dado al término elemento se impone una segunda exigencia: un progreso
constante, sin solución de continuidad, y una tercera: que toda conclusión obtenida no se
considere como definitiva, sino como un final relativo.
La intuición es la expresión más completa del principio fundamental pestalozziano. Así como la
espontaneidad afirma que toda la educación del hombre parte de sí mismo y el método muestra la
ley general de la marcha en esta autoformación del espíritu, la intuición representa el carácter más
concreto mediante el cual se hace posible aquel desenvolvimiento y aquella marcha. Intuición es
una traducción de la palabra intuition, que designa, por un lado, la mirada interior del espíritu y,
por otro lado, la percepción sensible. Es como un punto central que dirige sus aspas al interior del
exterior. Esta palabra tiene su raíz histórica en la idea platónica, en la que yace el sentido pleno del
intuir activo, la intuición o el final del objeto. Ahora bien, como el término idea en griego viene del
verbo ser, se ha creído generalmente que la intuición es la visión de una cosa.
Este significado se había perdido en el Medioevo y en los comienzos de la Edad Moderna, lo
mismo que se había perdido el sentido auténtico del término idea, que no perduraba más que en
el sentido de representación, que es el término escolástico.
Kant es el que dio de nuevo al término idea el sentido que tenía en Platón y de este modo preparó
el camino para que el término intuición tuviera su pleno y verdadero significado.
Kant habla de la intuición en toda la Estética Trascendental. Pero en él, todavía tiene el carácter de
sensibilidad, esto es, de mera receptividad; no alcanza todavía a tener el carácter de actividad.
Cierto que en Kant, además de la intuición empírica, que es totalmente pasiva, existe la intuición
pura, que es la forma de toda intuición, tiempo y espacio, cuya intuición tiene algo de actividad,
puesto que es una manera de intuir. Sin embargo, Kant no concede a la intuición el carácter de
espontaneidad, carácter que en Kant queda reservado al pensar puro y no a la intuición pura.
Pestalozzi da un paso de avance e incluye en el término intuición el carácter de espontaneidad y
de actividad; en la intuición la idea se convierte en hecho; la intuición más bien que la
receptividad del objeto es la formación del niño; es, en suma, la conversión del conocimiento en
hechos.
Así, para Pestalozzi intuición viene a ser lo que es para Kant la unidad sintética que equivale a
función originaria del pensar; es la célula primaria por medio de la cual el pensar se produce.
Cuando Pestalozzi quiere someter las formas de toda educación a las leyes eternas según las
cuales el espíritu se eleva de las intuiciones sensibles a los conceptos claros, entonces lo sensible
no puede tener la significación que tenía para los sensualistas, esto es, que los sentidos dan el
conocimiento y la inteligencia no tiene que hacer más que registrar y clasificar aquel material, sino
que Pestalozzi reserva a la intuición sensible la actividad propia, la creación del objeto.
El concepto de la intuición se aplica de modo diferente en la didáctica:
1º Se dice en lenguaje vulgar: Tengo la intuición de tal cosa; es un hombre de intuición certera. Se
quiere decir con esto: un hombre que posee un amplio horizonte espiritual y en cuyo maduro
juicio puede confiarse. Intuición significa aquí conocimiento preciso.
2° Se entiende también por intuición una actividad y originariamente una actividad del sentido
visual, que consiste en dirigirse con atención a verdaderos objetos o sucesos; no el simple ver, sino
el mirar consciente. La mayoría de las veces penetra el objeto en la conciencia por intermedio del
sentido de la vista, por lo que la designación ha sido tomada de este sentido. Pero una intuición
completa sólo puede resultar de la actividad combinada de todos los sentidos posibles.
Pestalozzi asocia a la palabra intuición un sentido mucho más profundo del que primeramente
podría figurarse. Su concepto de la intuición está muy próximo al concepto de la función del
pensar sintético.
En el principio de la intuición yace, para él, el principio de la actualización y de la espontaneidad.
El niño debe proponerse, en cierto modo, él mismo, el objeto de su trabajo, buscarlo él mismo,
encontrarlo él mismo, formar él mismo sus conceptos mediante su acción diaria. Toda intuición
debe ser para él una producción de dentro hacia afuera, y no una recepción de fuera hacia adentro.
Para Pestalozzi, intuición significa actividad interna, enérgica autoacción.
Pestalozzi dice: "La forma de cultura de nuestro espíritu está fundada en la estructura general de
nuestro espíritu, en virtud de la cual nuestra inteligencia reduce en su representación a una
unidad, es decir, a un concepto, las impresiones que recibe de la naturaleza y desarrolla después,
poco a poco, hasta la precisión, este concepto. La intuición se convierte en una obra de
inteligencia."
Por tanto, la intuición de Pestalozzi no sería sensualismo (como en Comenio y Locke), sería una
acción creadora de nuestro espíritu, sería espontánea. Número, forma y palabra no serían
propiedades de las cosas, sino "resultados de la inteligencia". La percepción no estaría
condicionada por el mundo exterior; el principio conformador se halla más bien en nosotros;
nosotros mismos nos creamos, en virtud de nuestra inteligencia, un mundo de conocimientos.
Mientras que el sensualismo hace depender la formación espiritual de lo que nos ofrece la
naturaleza, el idealismo de Pestalozzi lo fundamenta en las formas originarias de nuestro espíritu
y transforma con ello la teoría pasiva de la intuición del sensualismo en una teoría activa y
productiva. Su intuición sería un acto creador.
Los elementos de la intuición son: el número, la forma y la palabra. Por eso deben concebir los
niños todo objeto como unidad, es decir, separado de aquello a lo que está unido; percibir la
forma de todo objeto y conocer su nombre lo más pronto posible. Las exigencias de la intuición
son éstas:
Pocas intuiciones, pero éstas fundamentales. El niño debe conocer pocos mamíferos, peces y aves
de su ambiente real, pero a éstos exactamente.
La intuición debe realizarse en objetos reales: la vida educa; cosas, no palabras.
La intuición debe ser típica. Por ello, deben seleccionarse de la muchedumbre de objetos sólo los
más perfectos representantes de su clase. De las impresiones sensibles que envuelven al niño hay
que aprender a obtener pocos objetos, pero éstos esenciales para su educación.
La intuición debe ser un estímulo para el pensar. Una instrucción de tipo intuitivo es una
poderosa palanca para el progreso espiritual.

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