sábado, 26 de septiembre de 2015

HISTORIA ANTIGUA - La época de las guerras médicas

LA SEGUNDA GUERRA Darío murió poco después, pero legó a su hijo Jerjes el proyecto de invasión y conquista de Grecia. Los griegos, por su parte, seguían paso a paso los preparativos enemigos y procuraron hallar los medios más seguros para defenderse, para lo cual decidieron los atenienses, a iniciativa de Temístocles, organizar una gran flota, porque estaban convencidos de que era en el mar donde podían aplicar los más violentos golpes a sus enemigos. Así, cuando en 480 comenzó Jerjes la marcha con su poderosa fuerza, Atenas pudo contar con vastos recursos para la guerra marítima, en tanto que Esparta ponía al servicio de la defensa común su excelente ejército. El plan de Jerjes era atacar a Grecia simultáneamente por tierra y por mar. Un ejército nunca visto —de cerca de doscientos mil hombres— emprendió la marcha desde Asia Menor cruzando el estrecho de los Dardanelos por un puente de barcas, y se internó en Tracia para seguir luego a través de Macedonia y Tesalia; la flota acompañaba al ejército siguiendo la costa, y sus setecientas naves ofrecían un espectáculo inusitado que hubiera podido amilanar a sus enemigos. Así llegaron al desfiladero de las Termópilas. Este pequeño paso, por el que se entra en el territorio de Grecia central, ofrecía buenas condiciones topográficas para su defensa. El ejército espartano, mandado por Leónidas, resolvió resistir allí y, en efecto, consiguió contener al inmenso ejército enemigo con pocas fuerzas. Sin embargo, un traidor descubrió a los persas un camino por el cual pudieron envolver a los espartanos; Leónidas ordenó entonces evacuar la posición al grueso del ejército, y él se quedó con trescientos hombres para defender el paso hasta último momento. Allí murió el heroico jefe con sus hombres cuando los enemigos completaron el cerco, mientras los persas proseguían su avance hacia el Sur. Ante la llegada del enemigo los atenienses evacuaron la ciudad y se refugiaron en la isla de Salamina. Atenas fue incendiada y el pavor comenzó a cundir entre los griegos; pero Temístocles decidió a sus colegas del mando supremo para que se ofreciera batalla naval a los persas y ordenó una maniobra, gracias a la cual las naves griegas derrotaron y pusieron en fuga a los barcos enemigos frente a la isla de Sala-mina. Tonificado por la victoria, el ejército griego marchó contra el persa y logró derrotarlo en la batalla de Platea, después de la cual los invasores emprendieron la retirada; la flota persa sufrió una nueva derrota en Micala al año siguiente (479), y, por el momento, el peligro de la invasión quedó conjurado.
ALCIBIADES. Se cree que este mármol deteriorado representa al político y militar célebre por su ambición, su heroísmo y hasta por sus traiciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario