martes, 19 de febrero de 2013

FILOSOFIA - La filosofía escolástica

GUILLERMO DE OCCAM Y EL MAESTRO ECKHART
La crítica del tomismo prosigue su desarrollo en el siglo xiv. Pero al lado de él, se desenvuelve
una corriente místico-especulativa buscando en la fe un refugio frente a la duda nacida de
aquella crítica.
La lucha contra el tomismo asume ahora la forma radical de la doctrina nóminalista. Su más
señalado representante es GUILLERMO DE OCCAM, nacido en 1280
y muerto en 1347; franciscano inglés y discípulo de Duns Escoto. Con vasta y aguda penetración
de la realidad, con atrevido e inquieto afán por lo nuevo (se le llamó venerabilis inceptor), se
pone en contacto en todo momento con cuanto luchaba contra el tomismo. Llegó a ser profesor
en la Universidad de París. Más tarde participó decididamente en las luchas político-
eclesiásticas de su tiempo, combatiendo al lado de Felipe el Hermoso y Luis de Baviera contra el
papado. Murió en Muenchen en 1347. Entre sus obras, son las principales: Summa totius logices,
Expositio aurea super artem veterem, Quodlibeta septem, Centilogium theologicum; debe
citarse, además, un Comentario sobre Pedro Lombardo.
Occam trata de simplificar la filosofía guiado por el principio: pluralitas non est ponenda sine
necessitate (no hay que recurrir a varios principios sin necesidad). Según los realistas,
argumenta el venerabilis inceptor, un universal existe en varias cosas, a la vez: es así que la
misma cosa no puede existir simultáneamente en varias cosas diferentes; luego lo universal no
es una cosa, una realidad (res), sino un simple signo que sirve para designar varias cosas
semejantes, una palabra (nomen), y sólo es real el individuo.
La consecuencia obligada de este nominalismo radical, es el escepticismo respecto de la ciencia
en cuanto estudia lo universal y lo necesario. Naturalmente no hay para nosotros más realidad
perceptible y cognoscible que lo individual y lo contingente. Frente a todo saber de pretensiones
metafísicas, Occam se parapeta en la duda. La teología no escapa a su crítica escéptica.
Asimismo, declara imposible la demostración racional de la existencia y de la unidad de Dios. El
argumento ontológico y el argumento cosmológico, le parecen endebles: cree que la idea de la
existencia de una causa primera es gratuita, ya que es posible a la razón oponer la idea, no
menos probable, de una serie infinita de causas y efectos.
La doctrina de Occam traspuso muy pronto la Universidad de Oxford y llegó a ser conocida en
casi todos los centros filosóficos de Europa. Importantes occamistas fueron NICOLAS DE
CEUTRECOURT, JUAN BIXIDAR y NICOLAS DE ORESMES, quienes llevaron la actitud crítica
y escéptica a diferentes dominios del saber humano.
El maestro ECKHART se empeña en superar este escepticismo metafísico por medio de una
mística especulativa. Eckhart es el más grande de los místicos alemanes no obstante haber
pertenecido a la orden de los dominicos. Nació en 1260, en Turingia. Hacia 1300 era ya profesor
de filosofía en la Universidad de París; después fué provincial de su Orden en Sajonia. Murió en
1329, durante los debates sobre la ortodoxia de su doctrina, la que, por cierto, fué condenada
dos años después de su muerte. Sus ideas se hallan consignadas en sermones y artículos. •
Persuadido Eckhart de que la vivencia religiosa debe ser convertida en el contenido de más alto
saber, sublima su piadosa fe en conocimiento especulativo, frente a cuya espiritualidad pura el
dogma eclesiástico aparece como un símbolo externo y temporal. Aunque comparte esta
tendencia con anteriores místicos, posee un fondo de innegable originalidad: no considera la
íntima y genuina verdad como prerrogativa de un círculo exclusivo; quiere más bien
transmitirla al pueblo entero.
Pero en su doctrina se fortalecen hasta sus extremas consecuencias los elementos místico-
intelectualistas gracias al idealismo neoplatónico, que ha tomado, posiblemente, de Escoto
Erígena: Ser y conocer es una y la misma cosa, y todo hecho en el mundo es, según su íntima
esencia, conocimiento. El origen del mundo, que proviene de Dios, es un proceso cognoscitivo,
un proceso de la autorrevelación, un proceso del conocimiento, cuya más elevada manifestación
es siempre el retorno de las cosas a Dios.
Por tanto, precisa que la causa originaria de todas las cosas, la divinidad, se halle más allá de ser
y conocer; es supra-razón, supra-ser, carece de toda determinación, es "nada". Pero esta
"divinidad" (de la teología negativa) se revela en el Dios trino; y el existente y cognoscente Dios
crea de la nada las creaturas, cuyas ideas reconoce en sí; pues este conocer es su crear. Proceso
tal de la autorrevelación, pertenece a la esencia de la divinidad; es, por tanto, una necesidad
temporal, y Dios no ha menester para crear el mundo de ningún acto propio de libertad.
El alma humana es, en su intimidad, de esencia divina, pero posee ciertos caracteres temporales.
La tarea del hombre reside en su vuelta a la divinidad; mas esto significa un apartamiento de
toda realidad empírica, un despojarse de su envoltura mundana (la soledad y pobreza del alma).
Para ello, empero, ha de echar mano de su naturaleza intelectual. Pero como la divinidad es la
"Nada", el alma permanecerá en este saber del no saber; mas este obrar del individuo es
propiamente un obrar de Dios en el hombre: Dios se da a luz a sí mismo dentro del alma (la
muerte del hombre en Dios).

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