viernes, 15 de febrero de 2013

PEDAGOGÍA - Etapas fundamentales de la educación

JARDINES DE INFANTES
Si bien históricamente los jardines de infantes son anteriores a las nurseries, su origen es
completamente distinto. Estas nacieron de una situación social que tornó apremiante la necesidad
de ayudar a las madres que trabajan. Los kindergarten o jardines de infantes son, por el contrario,
el fruto de la observación de los niños por parte de Fróbel, y de sus reflexiones sobre la educación.
Desde 1762, fecha de la publicación del Emilio, de Rousseau, las ideas de este pensador
comenzaron a producir una franca revolución sobre el concepto que a fines del siglo XVIII y a
principios del XIX se tenía de la educación. En Suiza, el filántropo y educador Johann Heinrich
Pestalozzi recogió e instruyó una centena de niños pobres. Pestalozzi gozaba de una energía de
apóstol y era capaz de amar hasta la abnegación más completa a sus protegidos. Buscaba en las
fuerzas morales e intelectuales de sus alumnos la fuente de sus verdaderos adelantos, y ponía
como fin el desarrollo progresivo de la personalidad de los niños. Sin embargo, a pesar de sus
esfuerzos, Pestalozzi sucumbió bajo el peso de las dificultades prácticas y nunca consiguió
redondear sus experiencias.
Estos primeros pasos hacia una nueva educación, que parecían condenados al fracaso, se salvaron
por la inesperada aparición de un raro personaje, devoto del Emilio y que pronto se hizo
entusiasta discípulo del pedagogo suizo: Friedrich Fróbel. Este, que había sido sucesivamente
estudiante de filosofía y de historia de las religiones, contador, director de establecimientos
agrícolas, profesor, soldado, pasó dos años en la escuela de Pestalozzi, y a partir de 1814 se
consagró por entero a la educación. Sus primeros pasos en este terreno los dio educando a sus tres
sobrinitos. Como Pestalozzi, antes procura educar que instruir. Fróbel realizó, con ligeras
variantes lo que aquél había pensado, y si bien sus teorías están veladas por una bruma llena de
simbolismo, las experiencias que realizó son tan concretas y profundas, que sus planes pronto
ganaron la admiración de todos los educadores. Lo esencial del método de Fróbel reside en "que
ese viejo loco, hacia el que corrían los niños, y de los cuales conseguía que hicieran todo lo que
deseaba —como escribiera Michelet—, comprendía el alma infantil". Trataba al niño como tal, y
utilizaba las etapas de su desarrollo espontáneo con fines educativos. Toda la obra de Fróbel está
dirigida hacia lo que hoy llamamos "psicología infantil".
"Vosotros, que recorréis los jardines, los campos, las praderas y los bosques, ¿por qué no escucháis
lo que os dice la Naturaleza en su mudo lenguaje? Esas plantas que llamáis mala hierba —escribe
Frobel en La educación del hombre—sólo han crecido presionadas y ahogadas; no adivináis lo
que hubiesen llegado a ser si os hubiese sido dado verlas desarrollarse en un espacio libre... De la
misma manera, el niño oprimido por una educación torpe languidece, y se debilita abrumado por
enfermedades físicas y morales, mientras que hubiera podido convertirse en un ser
completamente desarrollado, una flor abierta en el jardín de la vida". ¿Qué sabía Frobel del alma
infantil? Unicamente aquello que su ternura le dictaba, y lo que su buen sentido le decía: los niños
son por excelencia activos, y esa actividad nunca debe ser restringida, sino canalizada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario