miércoles, 27 de febrero de 2013

FILOSOFIA - La filosofía escolástica

JUAN ESCOTO ERIGENA
Tal vez la primera concepción realista de los universales fue formulada por
JUAN ESCOTO
ERIGENA (810-880). En su obra De Divisione naturae señala que los conceptos generales son
realidades originarias que crean de sí lo particular. Los universales no son sólo substancias (res),
son también respecto de las cosas singulares entes más originarios, productores, determinantes:
son substancias reales y, a decir verdad, tanto más reales cuanto más generales. En esta
concepción, por consiguiente, se convierten las relaciones lógicas de los conceptos en relaciones
metafísicas; el orden formal posee orden real. La subordinación lógica se torna creación y
determinación de lo particular por lo general; la división y definición lógicas se truecan en un
proceso causal, merced a que lo general se desarrolla y manifiesta en lo particular.
La pirámide conceptual, provista así de significación metafísica, culmina en el concepto de la
divinidad: lo general por excelencia. Pero el último producto de la abstracción, lo absolutamente
general es lo indeterminado. De tal suerte se identifica esta doctrina con la antigua "teología
negativa", según la cual, de Dios sólo puede predicarse lo que no es; y dentro de un castizo
plotinismo se ve también aquí en este excelso Ser la naturaleza que crea sin ser creada. Pero lo
general por antonomasia crea de sí la totalidad de las cosas, que, por consiguiente, no son otra
cosa que sus manifestaciones, y que se comportan con él como los ejemplares particulares con el
género: están en él y existen sólo como sus peculiares manifestaciones. Así se origina de estos
supuestos un panteísmo lógico: todas las cosas del mundo son "teofanías", el mundo es Dios que
se genera de sí mismo (deus explicitus), que se va desarrollando en lo particular. Dios y Mundo
son uno y lo mismo. La misma "naturaleza" (physis) es, como unidad creatriz, Dios; como
pluralidad creada, Mundo.
El proceso del desarrollo (egressus) avanza siguiendo la degradación de la generalidad lógica.
De Dios se origina, desde luego, el mundo inteligible: "la naturaleza que es creada y crea", el
reino de los universales, de las Ideas que constituyen el conjunto de las fuerzas productoras en
el mundo de las apariencias. Con arreglo a los diversos grados de generalidad y, por tanto, de
intensidad ontológica, se estructuran en una jerarquía celestial, y en este sentido, construye la
mística cristiana una doctrina angélica de tipo platónico, en la que, particularmente la
exposición del Areopagita es decisiva. Pero bajo la vestimenta mística se impone el importante
pensamiento de que la dependencia real reside en la dependencia lógica: la conclusión lógica de
lo general a lo particular reemplaza a la relación causal.

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