domingo, 17 de febrero de 2013

PSICOLOGIA - La actividad consciente marcha sobre la línea: impulso – satisfacción

¿CUALES SON LOS IMPULSOS BASICOS QUE
MUEVEN TODA NUESTRA VIDA
CONSCIENTE?
Ya hemos indicado que la lista varía según las escuelas psicológicas, pero la mayoría de ellas
están conformes, no obstante, en admitir, como básicas o fundamentales, fuerzas o tendencias
impulsivas de la actividad personal (psíquica), las que aseguran al organismo el caudal de
substancias nutritivas necesarias para su persistencia vital: el hambre y la sed; las que
aseguran la procreación o la perpetuación temporal: el amor; las que aseguran la expansión o
el crecimiento del llamado "espacio vital" o "zona de dominio individual" (Lebensraum,
impulso imperialista), o sea: el ansia de poder (la célebre Wille zur Macht de Nietzsche y
Schopenhauer); las que, finalmente, aseguran la conservación o persistencia de los bienes
adquiridos (mal llamadas "instinto de propiedad") y que, en realidad, forman parte del
impulso básico de afirmación del Ser.
No es preciso ser muy lince para darse cuenta de que cada uno de esos núcleos de fuerza
cuando se pone en actividad da origen a una emoción apetitiva; el Ser afecto de hambre, de
sed, de amor, de ansia de conquista o de conservación siente inquietud y, al propio tiempo,
apetito de posesión (de alimento, agua, otro Ser, objetos, honores, riquezas, saber, santidad,
etc.).
La experiencia personal demuestra pronto al recién nacido que es incapaz de obtener
cuanto ambiciona y que existen ciertas fuerzas, objetos y seres que se oponen a ello. Ante tales
obstáculos, la propia energía de los impulsos apetitivos se transformará en tendencias
repulsivas y dará origen a las actitudes ofensivas y defensivas que caracterizan al denominado
impulso combativo. Este, empero, no es primario: el hombre, como el animal, solamente lucha
cuando es frustrada la satisfacción directa de un impulso primario; y si hay personas a
quienes gusta, al parecer, armar "camorra", esto es, provocar luchas sin aparente necesidad, es
porque llevan en el interior de sí mismas, desde tiempos anteriores, un fracaso, una decepción
o una frustración que no han podido olvidar; entonces, luchan contra los demás para dejar de
luchar consigo.

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