miércoles, 10 de septiembre de 2014

BIOLOGÍA - La evolución del sexo en los vegetales

LA SEXUALIZACIÓN Este proceso de diferenciación de los gametos en dos sexos, o sea esta sexualización, se prolonga en muchas algas y en los vegetales más evolucionados, para alcanzar la fase haploide y aun la propia fase diploide. En el tipo de helecho de jardín que describimos, un protalo único produce por un lado anterozoides y por el otro, oosferas. El protalo es aquí hermafrodita (bisexuado), lo que equivale a decir no sexualizado. Pero en otras plantas del mismo grupo, las equisetáceas, hay dos tipos de protalo: el masculino, que sólo produce anterozoides, y el femenino, que sólo forma oosferas. La sexualidad ha alcanzado allí toda la fase haploide (y no sólo los gametos), aunque ha respetado los esporos y los órganos que los fabrican. Prácticamente, los esporos, que dan origen a los protalos masculinos, son idénticos a los que forman los protalos femeninos. Ya en las selaginelas y en las salvinias, otros parientes de los helechos, se ha dado este otro paso. Los esporos que producen protalos masculinos son mucho menores que los que producen protalos femeninos, y cada tipo se transforma en órganos distintos. La sexualización ha alcanzado, pues, los esporos y los órganos en que se forman. Este mismo grado de sexualización se encuentra en las plantas de flores hermafroditas (como son la mayor parte): los esporos masculinos (granos de polen) y los femeninos se forman en órganos distintos (estambres y óvulos) producidos por la misma flor. Se encuentran aún dos etapas más avanzadas. La primera, en las plantas unisexuales monoicas, como la calabaza, que tiene flores exclusivamente masculinas y otras exclusivamente femeninas en el mismo pie: allí se produjo la sexualización de toda la flor. La segunda, en las dioicas, como el datilero y el pandan, que tienen pies exclusivamente productores de flores masculinas y otros de femeninas. Alcanzamos aquí una sexualización total de la fase diploide. Desde este punto de vista, los animales hermafroditas, como la lombriz de tierra, son comparables a las plantas unisexuadas monoicas, y los animales de sexos separados, como el hombre, a las plantas dioicas.

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