Ahora que conocemos los datos esenciales sobre la reproducción sexuada de las plantas (y el lector encontrará más detalles en la parte de Botánica de esta obra) estamos en condiciones de seguir las principales transformaciones del mecanismo reproductivo a través de la evolución vegetal. Y podremos también comprender que esas transformaciones persiguen la conquista paulatina de la Tierra por los vegetales. Las algas son aún completamente esclavas del agua. Los musgos y helechos son terrestres, pero mientras que sus esporos están ya adaptados a la diseminación a través del aire, sus anterozoides son aún células acuáticas, y sólo en medio acuático puede, pues, producirse la fecundación. Pero en las plantas con flores, los anterozoides ya no tienen cilias o flagelos para nadar y son arrojados por el tubo polínico directamente junto a las células femeninas. Es así como la reproducción se ha liberado totalmente del agua.
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