lunes, 5 de mayo de 2014

BIOLOGÍA - Parasitismo

LAS BACTERIAS Lo que hace que los hongos y bacterias estén tan identificados con la vida parasitaria es el no ser, como los vegetales verdes, autosuficientes desde el punto de vista nutritivo. Incapaces de sintetizar los glúcidos, tienen que vivir a expensas de restos orgánicos en descomposición, en simbiosis o parasitando a otros seres. El estudio de las relaciones entre las bacterias y sus víctimas ha dado al hombre grandes armas para combatirlas. Ellas son nocivas a causa de las toxinas que producen, las cuales envenenan al huésped. El ataque de una bacteria a nuestro organismo desencadena en éste dos tipos principales de reacciones de defensa: 1) los glóbulos blancos, en lucha cuerpo a cuerpo, destruyen gran parte de las bacterias; 2) en el suero sanguíneo, que baña todo el organismo, surgen sustancias (los anticuerpos) capaces de matar las bacterias o neutralizar su acción. Lo admirable es que para cada especie de bacteria que lo ataca, el organismo fabrica un tipo específico de anticuerpo, que actúa exclusivamente contra aquella especie. El organismo queda así inmunizado contra esa especie, pero no contra otra cualquiera. La producción de anticuerpos es una propiedad general de los seres vivos, inclusive de los vegetales, y no son sólo las toxinas bacterianas las que provocan su formación, sino cualquier proteína compleja. Es formidable el poder defensivo de los anticuerpos. Un caballo, por ejemplo, que nunca recibió bacterias tetánicas es extremadamente sensible a su toxina y muere si le inyectamos cierta dosis pequeña. Si le inyectamos, en cambio, una dosis menor, que pueda soportar, se forman en su sangre los anticuerpos, que neutralizan la acción del veneno y permiten al animal tolerar nuevas dosis. Podemos así inyectarle semanalmente dosis crecientes de toxina, lo que origina la formación de cantidades cada vez mayores de anticuerpos. Por ese procedimiento podemos inyectar finalmente, sin que el animal se resienta, una dosis suficiente para matar decenas de caballos no inmunizados. Las infecciones son peligrosas porque muchas veces envenenan el organismo antes que éste tenga tiempo de preparar anticuerpos en cantidad suficiente para su defensa. Millares de personas han sido salvadas por inyección de suero antitetánico de caballos inmunizados, que tanto es preventivo como curativo. Otras enfermedades microbianas son tratadas de un modo semejante.

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