sábado, 10 de mayo de 2014

BIOLOGÍA - Reflejos y tropismos

LOS TROPISMOS El tropismo es un tipo de conducta tan primitiva como el reflejo y semejante a él por ser también automático e inconsciente. Es la reacción a una excitación (un haz de luz, por ejemplo) que determina una dirección y un sentido en el campo de acción del ser; y la respuesta es un movimiento (o crecimiento en el caso de los vegetales) en la dirección y sentido que conducen a la fuente de excitación (tropismo positivo), o en el sentido contrario (tropismo negativo). Por ejemplo, muchos insectos poseen fototropismo positivo, es decir, se dirigen hacia el lado de donde viene la luz, en tanto que otros huyen de ella (fototropismo negativo). Ciertos autores prefieren llamar taxia a esta conducta de los animales, reservando el término tropismo para las reacciones de los vegetales. La vida de las plantas está regida por los tropismos, pero como son fijas, sus reacciones, en vez de ser de locomoción, son de crecimiento, orientado de acuerdo con la dirección de donde proviene el excitante. El fototropismo positivo de los tallos jóvenes se traduce por el alargamiento de las células de su cara menos iluminada, de modo que el tallo se vuelve hacia el lado de donde viene la luz. La hormona de crecimiento de los vegetales es la que produce dicho alargamiento; es fabricada en mayor cantidad en la oscuridad, quedando así explicado por qué la cara iluminada crece menos. Vemos por este ejemplo cómo el mecanismo del tropismo vegetal difiere totalmente del animal. Un tallo que crece en dirección a la luz no percibe esta luz ni tiene células nerviosas de ningún tipo. La luz influye en los procesos químicos que ocurren en las células vegetales, inhibiendo la formación de la hormona de crecimiento, lo que determina automáticamente la respuesta del tallo, que crece hacia la luz. El geotropismo positivo de las raíces y negativo de los tallos, que hace que aquéllas crezcan hacia abajo y éstos hacia arriba, parece depender también de una distribución asimétrica de la hormona de crecimiento, debido a la fuerza de gravedad. Vemos, pues, que estos tropismos vegetales son respuestas lentas, dependientes del alargamiento paulatino de las células bajo la acción de la hormona de crecimiento. Pero hay vegetales que responden a ciertos excitantes de manera relativamente brusca, lo que aproxima estas reacciones a los reflejos animales. Examinando el mecanismo que produce los movimientos de la sensitiva (Mimosa púdica) se ve, sin embargo, que tal semejanza es sólo superficial. De hecho, aquí no hay órgano sensorial especial, ni células apropiadas para transmitir la sensación, ni órganos contráctiles como los músculos. Un contacto, una quemadura, un choque eléctrico, son igualmente capaces de hacer cerrar los folíolos. Este movimiento es debido al aumento de la permeabilidad de la membrana de las células de ciertas excrecencias que hay en la base de los pecíolos. Tal aumento de permeabilidad permite la salida de agua de las células, de modo que ellas se marchitan y el folíolo correspondiente se dobla. ¿Qué es lo que hace que aumente la permeabilidad de las membranas? No es nada que se parezca a un influjo nervioso; es una sustancia que se produce instantáneamente en el punto excitado, se difunde y llega hasta las excrecencias. La reacción continúa produciéndose si intercalamos un tubo con agua.

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