miércoles, 14 de mayo de 2014

BIOLOGÍA - Reflejos y tropismos

PERCEPCIÓN DE LOS EXCITANTES Diversos excitantes externos son percibidos por nosotros y nos llevan a la acción. La vibración electromagnética de ciertas longitudes de onda (luz común), y no de otras (ultravioleta), impresiona nuestra retina. La vibración del aire que se transmite a los huesecillos del oído medio y finalmente a la linfa que llena el oído interno, impresiona las células sensoriales auditivas. Ciertas sustancias químicas disueltas excitan las células gustativas de las papilas linguales. Los gases volátiles mezclados con el aire se disuelven en el líquido segregado por la pituitaria, membrana que recubre las fosas nasales, e impresionan las células sensoriales olfativas. La presión ejercida por los objetos sobre nuestra piel y las diferencias de temperatura son percibidas por las células de los corpúsculos táctiles. Estos mismos agentes, que en nosotros desencadenan muchas veces un acto definido, en otros seres pueden no tener el menor efecto, por falta de órganos sensibles a ellos. Y cuando éstos existen, pueden tener una agudeza mayor o menor que los nuestros o ser sensibles a diferentes modalidades del excitante; es el caso de los insectos que perciben la luz ultravioleta, para nosotros invisible. Por lo tanto, no es lógico esperar que los animales tengan del mundo la misma noción que nosotros. Cada ser tiene su subjetividad propia, resultante de la parcela de realidad que él está preparado para conocer.

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