martes, 20 de mayo de 2014

BIOLOGÍA - Reproducción asexuada y regeneración

ESCISIPARIDAD En los casos más simples de escisiparidad, que tienen lugar en muchos celenterados y equinodermos, el organismo se biparte simplemente, regenerando cada segmento lo que le falta para constituir un ser completo. Es digno de notar la laceración de las planarias: sus mitades anterior y posterior, pujando en sentidos contrarios, producen la ruptura del cuerpo según una línea irregular, a lo que sigue la regeneración. En ciertos vermes de agua dulce los anillos del cuerpo se desengranan, yendo cada cual a constituir un nuevo individuo. Un tipo de escisiparidad que ya constituye una transición hacia la gemación, puesto que el proceso implica cierto brotamiento, podemos apreciarlo en ciertos vermes oligoquetos como la Stylaria, común en las aguas dulces, aun de pequeños acuarios. Los anillos posteriores del verme irán a constituir otro individuo, pero antes de desprenderse, el más anterior de ellos se va transformando en una cabeza con la trompa característica de la Stylaria, mientras que en los demás «millos se van produciendo ligeras modificaciones. Así, el vástago, ya completamente constituido, es arrastrado a remolque hasta que se separa. Pueden formarse otros vástagos, constituyéndose entonces cadenas de tres o cuatro individuos, ligados al animal principal como vagones a una locomotora. La escisiparidad puede producirse también en la fase embrionaria, como en ciertas avispas parásitas y en el tatú, en que el único huevo da cuatro embriones. Eventualmente esto ocurre también en la especie humana, en que un embrión joven se divide en dos dando origen a gemelos idénticos.

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