DIVERSOS FACTORES FISICOS Y QUIMICOS, Y SU INFLUENCIA EN LA VIDA MARINA Las aguas de los mares constituyen un medio homogéneo solamente desde el punto de vista de su estado físico. No hay en ellas homogeneidad de composición química ni de constantes físicas. Las aguas próximas a la desembocadura de los grandes ríos presentan variaciones químicas más notables aun; las aguas poco habitadas poseen menor tenor de substancias orgánicas; las aguas turbias de las bahías difieren mucho de las aguas claras y movidas. No es menor la variación desde el punto de vista físico; la presión aumenta en razón directa de la profundidad; la luz no llega más allá de las capas superficiales del agua; la temperatura varía extraordinariamente, lo mismo que la densidad, etc. Todos estos factores distintos, combinados de diferentes maneras, constituyen millares de habitats o residencias. Por otra parte, las diversas especies, presentando siempre innumerables variaciones, se adaptan al habitat más apropiado, siendo eliminadas aquellas que ya no pueden adaptarse, por el simple mecanismo de la competencia o selección natural. El resultado es una completa ocupación de los diferentes habitats y una enorme cantidad de especies, pues es sabido que cuanto mayor es el número de habitats distintos, el número de especies es también mayor. Donde las condiciones del medio son más rigurosas, sin embargo, sólo puede vivir un número muy restringido de especies, y aun éstas a costa de adaptaciones extremas. Esto se comprueba fácilmente en los habitantes de las grandes profundidades, donde a la ausencia completa de luz se une la gran presión, mortal para cualquier organismo que viva en la superficie. Los habitantes de las grandes profundidades poseen generalmente órganos fosforescentes para compensar la falta de luz, o bien son ciegos. Son carnívoros, por la ausencia de alimentos vegetales, y presentan formas extrañas. La densidad del agua es vencida por muchos animales gracias a adaptaciones igualmente extremas, expansiones foliáceas o ramificación de los apéndices, lo que aumenta la superficie del contacto con el agua a fin de permitir la flotación, como acontece con algunos crustáceos pequeños, componentes habituales del plancton. Otro tipo curioso de adaptación para vencer la densidad es el que ofrecen las fisalias y otros sifonóforos, en los que se ha desarrollado un flotador o neumatóforo que mantiene toda la colonia en la superficie del agua.
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