martes, 6 de mayo de 2014

BIOLOGÍA - Parasitismo

Los seres vivos están siempre adaptados al ambiente en que viven. Es natural, por lo tanto, que encontremos las más extrañas conformaciones entre los parásitos, por haber elegido un hábitat de los más extravagantes: el organismo de otros seres. No siempre el parasitismo es íntimo y permanente. Muchos parásitos tienen una fase de vida libre que puede ser la larval o la adulta. Unos son casi siempre innocuos, mientras que otros son extremadamente nocivos, causando muchas veces fatalmente la muerte: la mayor parte, sin embargo, se encuentra entre estos dos extremos, perjudicando más o menos al huésped, aunque sin matarlo. Por otra parte, ésta es la mejor situación para el parásito, que no pierde así la gallina de los huevos de oro. El número de especies que son parásitas, por lo menos en alguna fase de su ciclo-vital, es extraordinaria. Casi todos los animales albergan uno o muchos parásitos. Todos los vermes cestodes y trematodes, muchos nematodes, insectos, crustáceos y moluscos, para no hablar de muchísimos protozoarios, son animales parásitos. Entre los vegetales se destacan, a este respecto, las bacterias, los peores enemigos del hombre, productoras de las más terribles enfermedades, y los hongos, responsables también de algunas de las más peligrosas dolencias.

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