martes, 4 de junio de 2013

FILOSOFIA - La filosofía en el siglo XIX

VON HARTMANN Y WUNDT EDUARDO VON HARTMANN (1842-1906) trata de aunar el voluntarismo de Schopenhauer con el idealismo absoluto de Hegel. Obras importantes: La Filosofía de lo inconsciente; Teoría de las categorías: El Problema de la Vida. Hartmann distingue tres esferas en la realidad: 1) La subjetiva, ello es, el conjunto de los hechos o fenómenos de la conciencia individual. 2) La real objetiva, o sea la naturaleza conocida por las ciencias. 3) La existencia metafísica, la verdadera sustancia real, que la filosofía descubre como base de la naturaleza. Esta esfera de la realidad es lo inconsciente. Hartmann ve en la realidad una representación inconsciente, pero de naturaleza racional y regida por un acto de voluntad. En otros términos: lo absoluto es lo inconsciente y éste la superior unidad de saber y querer. La razón consciente es sólo controladora, correctiva, comparadora, combinadora y subordinadora..., pero no creadora ni productiva, y jamás inventiva. Por esto depende el hombre más bien "totalmente de lo inconsciente", la fuente de su vida. El principio de la selección natural de Darwin es, por ejemplo, sólo un medio mecánico de este inconsciente, que pasó desapercibido para el sabio inglés. El absoluto reina no sólo en la corporalidad, es decir, en el instinto, los efectos reflejos, la fuerza saludable de la naturaleza, los organismos, sino también en el espíritu humano: en el amor sexual, el sentimiento, el carácter, el juicio estético, la producción artística, el lenguaje, el pensar filosófico. Las categorías (cualidad, cantidad, relación...) constituyen la montura del universo. En su filosofía práctica, Hartmann trata de encontrar un principio superior al optimismo de Leibniz y al pesimismo de Schopenhauer. La existencia del mundo es menos deseable que su inexistencia, dice, pero este mundo, producto de una voluntad siempre insatisfecha, es, agrega, el mejor (menos malo) de los mundos posibles. Frente a este encubierto pesimismo elabora GUILLERMO WUNDT (1832-1920), el creador de la psicología experimental, una doctrina igualmente voluntarista, pero llena de un consciente optimismo. Obras importantes: Elementos de psicología fisiológica; Lógica; Sistema de Filosofía; Psicología de los Pueblos; Etica. Para Wundt, la Lógica y la Teoría del conocimiento investigan los supuestos y los métodos de las ciencias especiales. Estas se clasifican del siguiente modo: I. Ciencias formales: matemáticas. 1. Ciencias de la natuleza: Fenomenológicas: física, fisiología, cosmología Genéticas: embriología, geología, filogénesis Sistemáticas: mineralogía, zoología, botánica II. Ciencias reales. 2. Ciencias del espíritu: fenomenológicas: psicología Genéticas: historia Sistemáticas: derecho, economía, política Por ciencias fenomenológicas entiende las que descubren leyes de carácter general dentro del reino de los fenómenos, de los hechos. Llama ciencias genéticas a las que se preocupan por averiguar el desarrollo, la génesis, de los objetos. En fin, designa ciencias sistemáticas a aquellas que fundamentalmente clasifican, como la botánica, la zoología, etc. La segunda disciplina filosófica fundamental es la metafísica, que ha de edificarse sobre las ciencias particulares y derivar de los resultados de éstas "una concepción del mundo y de la vida que satisfaga por igual las exigencias de la razón y las necesidades del sentimiento". El paso de un conocimiento de experiencia a un conocimiento metafísico, es inevitable y continuo. "A la metafísica corresponde el dominio de las hipótesis restantes, es decir, de aquellos supuestos que son adecuados al grado actual de nuestro conocimiento y corresponden del mejor modo posible a la necesidad de unidad de la razón". A estos conceptos trascendentales llama Wundt (como Kant) ideas, y distingue, como éste: ideas cosmológicas, psicológicas y ontológicas. "Las ideas cosmológicas (de la ilimitación del espacio, del tiempo, de la materia y de la causalidad de los fenómenos) quieren unificar coherentemente la experiencia externa, y las psicológicas (unidad del alma individual y del cosmos espiritual), la interna. La cohesión de la última está condicionada exclusiva y absolutamente por nuestra voluntad, lo único que el hombre puede llamar completamente propio, primeramente en la forma de la voluntad individual, hasta que se llega finalmente a la idea de una voluntad común humana que elevada sobre todas las esferas limitadas de la voluntad, reúne a la humanidad entera en la consciente realización de determinados fines y que no es un punto de partida, sino un fin (ideal práctico) de la evolución total." La conciencia moral está dominada, según Wundt, por la ley de la heterogenia de los fines (del griego heteros, diferente; y goné, origen). Esta ley, base fundamental de su filosofía, significa el principio evolutivo según el cual cada acto volitivo (del querer) da origen a resultados o efectos que más o menos no corresponden a los propósitos originarios; resultados o efectos que motivan nuevos propósitos para nuevas acciones, que a su vez vuelven a producir efectos imprevistos en parte, y así sucesivamente. Ahora bien, ¿cuándo puede decirse que el querer ético sometido necesariamente a aquel principio merece el rango de digno, de bueno? Wundt y su escuela declaran que el criterio buscado se encuentra en un acto heterógono, donde se fomente el desarrollo o evolución de los bienes culturales (ciencia, arte, economía, etc.). En otras palabras, una acción es buena para esta nueva teoría evolucionista, cuando favorece el desarrollo de la cultura (la diversidad de los bienes espirituales como preferentemente los llama Wundt); mala, cuando impide esta evolución. El mejor rendimiento de Wundt fue la creación de la psicología experimental, de cuyo instituto, fundado por él mismo, han salido incontables discípulos que enseñan en el mundo entero.

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