martes, 11 de junio de 2013

FILOSOFIA - Los sofistas y Sócrates

Dando confluyen las corrientes filosóficas griegas en Atenas, estaciudad es el asiento de la democracia. La democracia antigua difiere de las democracias modernas, como la Ciudad, del Estado moderno: pero esta diferencia no es de fijo radical. Porque merecen en verdad el nombre de democracias tanto Suiza como Atenas. La fundamental diferencia que media entre la Ciudad democrática y el Estado moderno, integrado dentro de la propia forma política, es la esclavitud. Los más grandes genios de la antigüedad clásica, como Aristóteles, no concibieron la posibilidad de una congregación humana, sin la institución de la esclavitud. En cambio, nosotros no pensamos ya al Estado dentro de la organización social de la esclavitud. Creían los antiguos que algunos hombres nacieron para ser esclavos. Sólo la acción del cristianismo pudo al fin deshacer el imperio de la esclavitud en la historia; pero, ¡con cuántos esfuerzos y vicisitudes! Sabéis que, en el siglo pasado, había esclavos en muchas partes. La guerra de Secesión, en los Estados Unidos, se originó, precisamente, de la disputa de los Estados del Norte (abolicionistas), contra los Estados del Sur, que sostenían la esclavitud. La democracia ateniense estaba organizada sobre la base del trabajo de los esclavos (mucho más numerosos que los ciudadanos libres). No obstante, estos ciudadanos se trataban entre sí como iguales, por más que siempre, en todas las Ciudades griegas, pero sobre todo en Esparta, las ideas y los sentimientos aristocráticos fuesen notorios. La humanidad del pueblo griego, siempre tan admirable, suavizó la condición del esclavo, hasta admitirlo, a veces, en la consideración y la intimidad de su señor. La filosofía, sobre todo el estoicismo, constituye el más próximo antecedente de la incomparable caridad cristiana, que hace de todos los seres humanos descendientes de Adán e hijos de Dios. Una Ciudad griega, por su pequeña población (relativamente a la de un Estado moderno), así como por la oportunidad que ofrece la institución de la esclavitud para descargar sobre los esclavos el peso de los "trabajos serviles", pudo ser el teatro de una genuina asociación democrática. Los hombres libres de Atenas pudieron gobernarse democráticamente. Pero corno en una democracia es indispensable discutir los problemas de la política y la guerra por el pueblo, acaeció que el orador ateniense hubo de constituir un elemento esencial de la vida del Estado. Su prestigio y su elocuencia decidieron de la paz y la guerra; y cada uno de los jóvenes atenienses aspiraba, con noble emulación, a dirigir la República. De aquí que los maestros de retórica y de elocuencia fuesen no sólo bienquistos, sino admirados y ensalzados con fervor, por las juventudes de Atenas. ¡Jamás la elocuencia humana se elevó al rango en que la pusieron los Pericles, Demóstenes, Esquines e Isócrates! Los sofistas fueron maestros de dialéctica y de elocuencia, sutiles razonadores y hombres de gran prestigio en Atenas; pero muchos de ellos estimaron, solamente, el fin del ejercicio oratorio (que era en suma el poder y el prestigio sobre los conciudadanos), y no, igualmente, la moralidad de los medios para la consecución de tal fin.

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