viernes, 11 de octubre de 2013

ANTROPOLOGIA - Los primeros hombres

EL HOMBRE DE NEANDERTHAL Acabamos de ver que los restos fósiles humanos pertenecientes al período chelense, o del pleistoceno inferior, son pocos y pobres. Ello contrasta con lo que ocurre con los correspondientes al período musteriense, es decir, al pleistoceno medio. En este nuevo período ocurre, según sabemos, la última invasión glaciar. El clima se hace más húmedo y mucho más frío. La fauna corresponde a estos nuevos tiempos y adquiere piel y pelaje espesos. Desde el año 1700 hasta la actualidad se han verificado hallazgos antropológicos asociados, de manera más o menos estrecha, a aquella fauna fría. En los tiempos modernos, el aumento de los estudios de los diversos tipos humanos fósiles ha permitido la identificación de los distintos tipos de hombre fósil entonces existentes. El que mayor primitividad muestra es el denominado de Neanderthal, nombre que recibe del hallazgo verificado en 1856 en el barranco de Neanderthal. Este hallazgo famoso fue hecho por Fuhlrott y descrito por Schaaffhausen. Los extraños caracteres de esa calota craneana, tan robusta, tan baja, dotada de tan enormes arcadas orbitales, dan, en seguida, la impresión de encontrarse en presencia de restos simiescos o tan primitivos que mantengan aun muy fuerte su relación con los simiescos, (como lo pensaron Schaaffhausen y el biólogo Huxley) o patológicos. Por ello Virchow pensó que se trataba de una pieza perteneciente al cráneo de un idiota. Esta última suposición, sin embargo, no pudo ser mantenida.
CRONOLOGIA DE LOS DESCUBRIMIENTOS Nuevos hallazgos, que se repitieron en otras regiones fuera y dentro de Alemania, demostraron, por la persistencia de esos caracteres, que no se trataba de un caso patológico, es decir, excepcional, sino de la presencia de un nuevo tipo humano, todo lo extraño que se quisiese (es decir, lo más alejado posible de la humanidad civilizada actual), pero de un ser perfectamente normal. Los hallazgos verificados en 1848, en Gibraltar; en 1866, en La Naulette; en 1872 en Brüx (Bohemia) ; en 1883, en Marcilly (Eure) ; en 1884 en Bury StEdmonis (Suffolk) ; en 1886 en Spy, en la provincia de Namur, en Bélgica; en 1889 en Gourdan y en Malarnaud; en 1892 en Bréchamps; en 1895 en Isturitz (Bajos Pirineos) ; en 1899 en Krapina (Croacia) ; para no citar sino los que van preparando, gradualmente, el conocimiento del nuevo tipo humano, cuya más fundamental ratificación va a ser dada luego por otros hallazgos, revelan de manera intergiversable la reiteración y concordancia de las manifestaciones morfológicas características, que tanto habían llamado la atención de los primeros investigadores. Es justamente a raíz de los hallazgos de Krapina —en los cuales por primera vez se obtienen restos osteológicos muy numerosos— cuando este tipo de hombre fósil puede ser estudiado minuciosamente. El profesor GorjanovicKramberger, de la Universidad de Agram, tuvo la oportunidad brillante de encontrar, en una capa pleistocena intacta, un abrigo paleolítico que le proporcionó fragmentos correspondientes a diez o doce cráneos, catorce trozos diversos de mandíbulas, ciento cuarenta dientes aislados y muy numerosos restos de vértebras, costillas y huesos largos. Tanto la fauna que los acompañaba como los restos de industria del hombre primitivo databan a estos hallazgos como pertenecientes al musteriense clásico. En 1908, tres abates, los dos Bouyssonie y Bardon, descubrieron en el pueblecillo de la Chapelle aux Saints (Corréze) una pequeña gruta, en el fondo de la cual bajo capas sucesivas de tierra arenosoarcillosa, arcillosa y, finalmente, otra en la que se encontraban restos de hogares y de industria, un esqueleto humano musteriense que, examinado por Boule, resultó ser el mejor conservado y el menos incompleto de todos cuantos se conocen. Su posición en un terreno no removido, bajo una capa arqueológica que contenía (junto a sílex tallados a la manera musteriense clásica constituyendo puntas y raspadores) los restos de rinocerontes, renos, bisontes, hienas y cabras, correspondientes a la fauna fría, era —de por sí— testimonio suficiente de su gran antigüedad. justamente una semana después de haberlo extraído, un nuevo hallazgo similar fue verificado en Le Moustier (Dordoña). La extracción del nuevo ejemplar fue comprobada por Virchow, von den Steinen, Klaatsch, Hahne, etc. El tercero de ellos tomó a su cargo la restauración del cráneo, que había sufrido un aplastamiento y torsión parcial con motivo de la presión de las capas que lo aprisionaban. Según Boule, lo que el profesor Klaatsch hizo —a pesar de ser un especialista en anatomía— "es una verdadera caricatura". Pese a ello, este esqueleto, de un individuo joven, de unos 16 años de edad, pertenece, sin duda, al tipo de Neanderthal. Otro tanto ocurre con el que al año siguiente, Peyrony, Capitán, Cartailhac, Breuil, Bouyssonie y Boule extrajeron en la localidad de La Ferrassie (Dordoña). Debe agregarse que de ese mismo yacimiento y muy cerca del lugar donde se extrajo el primero, Peyrony obtuvo, en 1910, un nuevo esqueleto, posiblemente femenino. No quedó terminado con ello todo el botín antropológico que ese yacimiento podía ofrecer, como se comprobó cuando, en 1912, se encontraron huesos diversos correspondientes a los esqueletos de tres criaturas. Otro hallazgo infantil fue logrado, por Capitan y Peyrony, en la pequeña gruta de Pech de l'Azé (Dordoña). Otro yacimiento célebre es el de La Quina (Charente). Allí ha sido posible encontrar un esqueleto humano, del mismo tipo de Neanderthal, que ha sido minuciosamente descrito por el profesor Martin, en una monografía que constituye realmente un modelo para esta clase de estudios. Es curioso hacer notar que, frente a estos reiterativos y cada vez más elocuentes hallazgos, la escuela alemana de antropología —representada por nombres tan ilustres como los de Virchow, Haas, Kolmann, etc.— se oponía vivamente a la admisión de la existencia del hombre del tipo de Neanderthal. Su existencia fue tachada de "imaginaria" y de "creación de la fantasía". Sólo la defensa de los antropólogos franceses antes mencionados —y, más que nada, la presencia irrefutable de los testimonios esqueletarios mismos— obligó, finalmente, a los estudiosos germanos a admitir como de existencia real a aquella manifestación, extraña pero evidente, de la humanidad prehistórica.
EL CRANEO Nº 1 DE SPY. Dentro del tipo general de hombre fósil de Neanderthal, se encuentra este hallazgo. según puede observarse por la visera supraorbital y otros detalles. La mandíbula y los dientes son ya muy semejantes a los del hombre moderno. Los rasgos más claros marcan la reconstrucción.
CORTE LONGITUDINAL DE LA GRUTA. El yacimiento de la Chapelle aux Saints se presenta dentro de una caverna, que mostraba la disposición siguiente: r, roca en la cual está naturalmente excavada la gruta; c, capa de tierra arenosoarcillosa, suelta; b, capa de arcilla; a, capa arqueológica; e, esqueleto humano.

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