martes, 8 de octubre de 2013

ANTROPOLOGIA - Los primeros hombres

EL HOMBRE DE PILTDOWN El hallazgo de los restos que se conocen bajo este nombre fue realizado en la campiña inglesa de los alrededores de Piltdown (Sussex), en una pequeña cantera abierta por los moradores de la vecindad para extraer piedra a fin de reparar sus caminos. Gradualmente, y a partir del hallazgo de un fragmento de parietal humano, fueron apareciendo, al final del año 1912, los distintos restos constitutivos de un cráneo. Estos fragmentos fueron enviados por el geólogo Dawson al antropólogo Smith Woodward, quien también realizó las últimas extracciones en el terreno. Una de las principales características, demostrativa asimismo de una gran primitividad, es su reducida capacidad craneana, que apenas alcanza a 1.070 cima. Si a ello se agrega que el fragmento de mandíbula obtenido presenta un aspecto muy simiesco y que el modelado de la parte interna de la calota craneana revela, según Elliot Smith, que el ser que la poseía tenía el cerebro más simiesco que se haya conocido en la especie humana, no es extraño que Smith Woodward se haya creído en presencia de una forma realmente auroral de la humanidad y, por ello, le haya dado el nombre de Eoanthropus Dawson, según Boule nos cuenta para explicarnos la génesis de tal nombre. Grandes discusiones científicas, sin embargo, se han librado en torno de la reconstrucción del cráneo verificada por el paleontólogo del Museo Británico. Keith, miembro del Colegio de Cirujanos de Londres y especialista en anatomía, ha protestado contra tal reconstrucción. En su opinión ella ha sido verificada con errores graves, que han afectado la verdadera morfología original del sujeto y que impiden la valoración exacta de su cabal capacidad craneana. Esta sería de 1,500 cm3. El hecho es fundamental para la apreciación no sólo del aspecto externo de la cabeza del Eonnthropus, sino también para la apreciación de su capacidad intelectiva. Keith, exagerando quizá sus conclusiones, llega a expresar que ese ser sería totalmente parecido, hoy, a un "burgués de Londres". Elliot Smith apoyó a Smith Woodward. Un año después, en 1913, el abate Teilhard de Chardin encontró un nuevo diente, muy simiesco, en el mismo yacimiento. Dos años más tarde el propio Smith Woodward presentó nuevos elementos esqueletarios, pertenecientes a uno o dos individuos. De tanto en tanto, la discusión sobre el valor de estos restos se ha reencendido, hasta el presente. El profesor Ramstrom, de la Universidad de Upsala, ha intentado demostrar, en 1919, el estrecho parecido del cráneo de Piltdown con el de CombeCapelle, perteneciente al período aurifíaciense. Los nuevos hallazgos de Smith Woodward han logrado convencer al paleontólego norteamericano Osborn, quien se ha pronunciado favorablemente, en 1921. La nueva reconstrucción del cráneo, hecha en 1922 por Elliot Smith y Hunter, ha permitido reconocer en su región occipital nuevos caracteres pitecoides, que ratifican la morfología de la mandíbula. Los datos, forzosamente tan incompletos como los documentos osteológicos de que emanan, son de interpretación difícil. Sin embargo, quizá pueda hacerse luz en ellos si se los admite como pertenecientes a dos seres distintos. El cráneo pertenecería a uno de ellos y la mandíbula a otro. Es decir, que estaríamos en presencia de una situación semejante a la ocurrida con respecto al Pithecanthropus, en que calota y fémur podrían ser considerados separadamente o como la del TetraprotHomo, de Ameghino, en la Argentina. Tal sería, al menos, la opinión de Boule. CORTE DEL YACIMIENTO DE PILTDOWN. El terreno está formado por una serie de capas superpuestas: I, terreno vegetal; 2, arena arcillosa, amarillo pálida. en la que se encontró un instrumento paleolítico; 3, cascajo ferruginoso, marrón oscuro, en el que se encontraron los restos humanos mezclados con otros fósiles pliocenos, "colitos" y un sílex tallado; 4, lecho de arenas y arcillas, con gruesos trazos de sílex no trabajado; 5, estratos, no removidos, de Tunbridge Wels Sands. EL CRANEO DEL HOMBRE DE PILTDOWN. Como otras interesantes piezas antropológicas, dicho cráneo ha sido estudiado por diversos autores, que han propuesto reconstrucciones diversas: a la izquierda, la de Keith; a la derecha, la de Huntel.

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