miércoles, 4 de diciembre de 2013

ASTRONOMIA - Las estrellas

MOVIMIENTO DE LAS ESTRELLAS Las estrellas, aun cuando al parecer conservan entre sí las mismas distancias relativas, lo que les valió la denominación de estrellas fijas, en realidad se hallan todas ellas dotadas de movimientos, algunos velocísimos, que si no logran hacer cambiar la perspectiva del cielo estrellado, es a causa de la gran distancia a que se encuentran estos astros. El movimiento propio de las estrellas puede considerarse, bien en dirección perpendicular a la visual, bien en dirección de la misma visual. El primero de estos movimientos se determina conociendo la distancia de las estrellas y su desplazamiento en la bóveda celeste; y el segundo, buscando el corrimiento de las rayas del espectro, debido al fenómeno de las llamadas velocidades radiales. Una vez conocidos los dos movimientos, radial y transversal, se deduce por cálculo la dirección y velocidad verdadera de las estrellas. Así, por ejemplo, en la estrella más brillante del cielo, Sirio, se ha comprobado un movimiento lateral de 640 millones de kilómetros al año y un movimiento radial de alejamiento de 1.072 millones de kilómetros en el mismo tiempo, lo que da un alejamiento real oblicuo de la Tierra de 1.188 millones de kilómetros al año. Arturo, la estrella más brillante de la constelación del Boyero, se desplaza lateralmente a la velocidad de 350 kilómetros por segundo, y en el mismo tiempo se acerca a la Tierra con la velocidad de 271 kilómetros, lo que proporciona una velocidad real de 413 kilómetros por segundo, o sea, de más de 13.000 millones de kilómetros al año. La velocidad media en el movimiento propio de las estrellas oscila entre 30 y 50 kilómetros por segundo; pero algunas superan en mucho estas cifras, como acaba de verse con el caso de Arturo. Nuestro mismo Sol, que viene a ser una de tantas estrellas, tampoco está exento de un movimiento rapidísimo a través de los espacios, según se ha comprobado analizando cierto movimiento de conjunto que se observa en todas las estrellas del firmamento. Este movimiento no puede atribuirse a otra causa que al movimiento real de la Tierra, arrastrada a través de los espacios juntamente con el Sol y demás astros del sistema solar; la velocidad de traslación de este sistema es de 20 kilómetros por segundo, y el punto hacia donde se dirige, llamado ápex, se encuentra en las proximidades de la estrella Vega de la Lira. Conocidos los movimientos reales de las estrellas y de nuestro sistema solar, se prevé que, andando el tiempo, las constelaciones se nos presentarán en configuraciones diferentes a las actuales; pero para ello se necesita el transcurso de muchos miles de años, por lo menos de 50.000. CAMBIOS DE LA OSA MAYOR. Estas son las transformaciones en la constelación de la Osa Mayor en el lapso de 200.000 años.

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