miércoles, 11 de septiembre de 2013

ANATOMIA Y FISIOLOGIA - El corazón

REGULACION DE LA ACTIVIDAD CARDIACA La función del corazón consiste esencialmente en expulsar sangre al sistema arterial, a fin de mantener la circulación continua de la sangre en todos los órganos. Ahora bien, la cantidad de sangre que precisa un músculo o una glándula depende de su actividad: durante el ejercicio, el músculo esquelético consume mucho más oxígeno que durante el reposo y requiere, por consiguiente, una cantidad de sangre mucho mayor. Entre los mecanismos complejos que contribuyen a aumentar el aporte sanguíneo a los órganos, está el aumento de la cantidad de sangre que expulsa el corazón en la unidad de tiempo (volumenminuto). Esta depende del volumen de sangre expulsado por cada latido (descarga sistólica) y del número de latidos por minuto (frecuencia cardiaca). Al analizar la influencia del volumenminuto sobre la presión arterial, nos detendremos sobre los factores de que depende la descarga sistólica. Nos ocuparemos ahora de la frecuencia cardiaca y de su regulación. LA FRECUENCIA CARDIACA. En una persona normal, en reposo, el corazón late entre 65 y 75 veces por minuto, habiendo, sin embargo, grandes variaciones individuales. Son varios los factores que fisiológicamente pueden modificar la frecuencia cardiaca. La edad es uno: los niños tienen una frecuencia cardiaca mayor que los jóvenes, y éstos que los adultos o los viejos. La actividad intelectual, la digestión y sobre todo la actividad física, producen una aceleración que en el caso del ejercicio puede ser muy grande. En los jóvenes, durante un ejercicio violento, el corazón puede llegar a latir hasta 200 veces por minuto. Terminado el ejercicio, la frecuencia cardiaca desciende primero con rapidez y luego más gradualmente, hasta alcanzar el valor de reposo. REGULACION NERVIOSA. Hemos visto ya que el corazón es capaz de seguir latiendo incluso después de separado del cuerpo. Es decir, que posee todos los elementos para funcionar por sí solo. Pero, en condiciones normales, el sistema nervioso es el que permite al corazón ajustar su actividad a las necesidades del organismo. La inervación del corazón está a cargo del sistema nervioso autónomo. Dos clases de nervios llegan al corazón: aceleradores, que provienen del simpático, y moderadores, que provienen del vago. Los nervios aceleradores emergen de la medula espinal dorsal y, después de hacer estación en el ganglio estrellado y otros ganglios simpáticos, se dirigen al corazón.
Regulación nerviosa de la actividad cardiaca.
La estimulación eléctrica de estos nervios produce una manifiesta aceleración del corazón (taquicardia). Al igual que en otros sectores, la acción de estos nervios provenientes del simpático se debe a la liberación de un intermediario químico. La excitación de los nervios aceleradores provoca, al nivel de las terminaciones nerviosas, la liberación de simpatina, que es la que en definitiva provocará la aceleración cardiaca al actuar sobre los centros automáticos del corazón. La simpatina,producto de secreción de la medula suprarrenal, es un pariente químico de la acirenalina. No es, pues, de extrañar que la inyección de adrenalina produzca sobre el corazón los mismos efectos que la excitación de los nervios aceleradores. Los nervios moderadores provienen del neumogástrico o vago, nervio cuyas células de origen se encuentran en el bulbo. La mayor parte de las ramas cardíacas del vago derecho terminan en el nódulo sinoauricular, y las el lado izquierdo en el nódulo aurículoventricular. La estimulación del vago derecho en el cuello produce una disminución de la frecuencia cardiaca (bradicardia) y, si la intensidad del estímulo es suficiente, un paro total del corazón. La del lado izquierdo produce un bloqueo aurículoventricular y en algunos casos, si el estímulo es intenso, un paro total. También estos nervios cardiomoderadores ejercen su acción mediante la liberación, al nivel de sus terminaciones nerviosas, de un intermediario químico, que en el caso del vago es la acetilcolina. La inyección endovenosa de acetilcolina produce idénticos efectos que la excitación del vago. Los nervios cardiomoderadores y los cardioaceleradores ejercen una acción continua sobre el corazón; los primeros frenan continuamente al corazón, contrarrestando la acción aceleradora de los segundos. Una acción continua de esta naturaleza se denomina acción tónica o tono. El tono moderador vagal se demuestra por los efectos de la sección de ambos nervios. Se produce una aceleración cardiaca notable y persistente. El tono vagal está mantenido por la actividad del centro cardiomoderador bulbar, grupo de células nerviosas que dan origen a las fibras que componen los nervios vagos. El centro cardiomoderador bulbar sufre influencias variadas: la estimulación de cualquier nervio sensitivo puede producir un aumento de actividad del centro
cardiomoderador y, por consiguiente, del tono vagal, dando por resultado una bradicardia. También ciertas actividades cerebrales, las emociones, el miedo, al influir sobre los centros bulbares, pueden producir modificaciones en la frecuencia cardiaca. Pero, sin duda, el factor principal en el mantenimiento del tono vagal son los estímulos que llegan al centro, y que provienen de ciertas zonas vasculares sensibles a las variaciones de presión arterial. En la primera porción de la aorta y en la arteria carótida, al nivel de su bifurcación, existen receptores nerviosos sensibles a las variaciones de presión. Estos receptores están conectados con el centro cardiomoderador por nervios (nervio depresor y nervio de Hering) que continuamente están enviando impulsos. Si aumenta la presión arterial, aumenta el número de impulsos que llegan al centro cardiomoderador, su actividad aumenta y se produce bradicardia. Si disminuye la presión arterial, disminuye el número de impulsos que por vía de los nervios depresores y de Hering llega al centro cardiomoderador y se produce, por disminución del tono vagal, taquicardia.

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