viernes, 13 de septiembre de 2013

ANTROPOLOGIA - Los primates: monos y hombres

LOS SIMIOS FOSILES En diferentes lugares del mundo, en estratos igualmente disímiles entre sí, los paleontólogos han encontrado restos fósiles de simios, reveladores de que distintas especies de ellos vivían sobre la tierra desde los tiempos eocenos, es decir, desde los comienzos de la Era Terciaria y como contemporáneos, por lo tanto, de los más antiguos órdenes de mamíferos. Su punto de partida parece vincularse con el grupo de los insectívoros, de los cuales, en muchos casos apenas pueden ser diferenciados. Los lemúridos actuales tienen cierto parecido con los más evolucionados de sus antecesores eocenos. Desde esa época sus diferenciaciones son amplias: ciertos detalles de la dentición, por ejemplo, nos demuestran que en Estados Unidos existían, por aquellas épocas, tanto pequeños simios de régimen frugívoro, como de régimen omnívoro. No hay, en cambio, vestigios de simios más evolucionados, del tipo de los actuales primates. Para Boule éstos han debido nacer en un continente boreal americanoeuropeo, hoy parcialmente desaparecido. De América del Norte se habrían propagado a América del Sur (contrariamente a lo que suponía nuestro compatriota Ameghino). Pequeñas modificaciones anatómicas, logradas por evolución, y tales como la pérdida de un premolar y la amplificación de su caja cerebral a expensas del rostro, habrían transformado a esas formas eocenas en verdaderos simios, de los cuales, a su vez, por ulterior evolución se habrían formado los actuales platirrinos. En cuanto a Europa, los más antiguos restos de lemúridos, realmente aceptables, pertenecen a terrenos del eoceno medio de Francia y de Suiza. Como insinuábamos anteriormente, el parentesco de formas entre estos antiguos simios y los insectívoros es tan grande que, en muchos casos, las primeras determinaciones, promovedoras de gran ruido, con las que se creía haber logrado el hallazgo de lemúridos eocenos, han debido ser trasladadas a los insectívoros propiamente dichos. Esto es lo acontecido, por ejemplo, con el Plesiadapis (encontrado cerca de Reims); en cambio, el Protoadapis ha resultado ser, realmente, un lemúrido perfecto.

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