lunes, 16 de junio de 2014

BIOLOGÍA - El sexo

Lo que caracteriza esencialmente al fenómeno sexual es la fecundación, fusión de dos células que dan origen a una célula huevo que es el comienzo de un nuevo individuo. En la mayor parte de los animales la fecundación precede siempre a la reproducción y está relacionada con ella de tal modo que resulta lógico considerarlas como dos etapas de un mismo proceso. Aunque muchos invertebrados y las plantas en general pueden también reproducirse asexuadamente, los fenómenos sexuales están ligados de tal modo a la reproducción, que hasta hoy está muy extendida la teoría de que la reproducción asexuada repetida acaba por agotar la potencia reproductora de la especie, y entonces, para que ella no se extinga, es indispensable la intercurrencia de fenómenos sexuales. El ciclo vital de los ciliados, como el paramecio, parecía justificar este punto de vista. En efecto, de cuando en cuando, interrumpiendo una serie de divisiones por escisiparidad, dos paramecios se yuxtaponen e intercambian parte de sus núcleos. Después de esta fecundación mutua que se denominó conjugación, cada paramecio, como si se hubiera revitalizado, recomienza la serie de divisiones asexuadas. Hoy está probado, sin embargo, que son las condiciones adversas del ambiente las que llevan a los ciliados a conjugarse; en medios de cultivo adecuados se obtuvieron millares de generaciones asexuadas sucesivas sin que los paramecios presentaran prueba alguna de degeneración.

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