viernes, 19 de julio de 2013

ARQUEOLOGIA - El Neolítico en Europa

LAS HACHAS DE MANO Y LA CERAMICA Debemos agregar que Jacques de Morgan, en un estudio hoy clásico, ha mostrado la complejidad de las formas del hacha de mano en Europa, que no sólo varía según los tiempos sino también según las regiones, precisamente a partir del Neolítico: sus lados redondeados la caracterizan en Inglaterra y Francia; en toda Escandinavia, Finlandia, Norte de Alemania e islas del mar Báltico es tallada y pulida en los borfíticos hoy existentes en la India y Malasia. Uno de los más amplios del Neolítico, el de Robenhausen, en el lago suizo de Pfaefikon, estaba unido a la orilla por un puente de casi dos kilómetros de largo y cubría una superficie de más de dos hectáreas. Las villas lacustres suizas de ese tipo continuaron en uso hasta la segunda fase de la época de Hallstatt. Su abandono pudo deberse, ya a invasiones celtas de Suiza, ya a modificaciones de las costumbres.
CERAMICA DE LOS HABITANTES DE LOS PALAFITOS. La que aquí vemos proviene de Leibach: 1 y 4, cántaros con asas verticales y decoración geometrizante, con predominio de cruces y guardas; 2 y 3, figulinas antropomorfas vestidas. Según Almagro.
Otra prueba del carácter local de las culturas neolíticas se nos ofrece por la diversidad de las formas de entierro. El culto a los muertos se presenta por doquier, pero esta unánime preocupación religiosa tiene muchas formas de expresión diferentes, desde el simple hoyo directamente practicado en la tierra —menos frecuente en Francia que en Alemania—, hasta la construcción de verdaderas tumbas a veces bastante complicadas, pasando por el empleo de las cavernas como lugares sepulcrales. Donde no las había, los neolíticos construyeron abrigos artificiales, especie de verdaderos hipogeos, constituidos por una o dos cámaras, abiertos especialmente en los yacimientos de tiza. En Francia, Turingia, Prusia occidental y otras regiones europeas se empleó la incineración (de la cual no hay huellas, sin embargo, en Inglaterra, Italia ni Suiza). También prosiguió la costumbre paleolítica del entierro en dos tiempos, dejando descansar los huesos en una sepultura inicial, y procediendo luego a su entierro definitivo. Tal costumbre rige desde Inglaterra a Rusia en un área particularmente extensa.

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