jueves, 4 de julio de 2013

ARQUEOLOGIA - La Edad de los Metales en América

LA RIQUEZA METALIFERA EN LA ARGENTINA Esta amplia región de la Argentina, ocupada primitivamente por pueblos adscritos a la cultura andina, es la única de este país que ha conocido el empleo indígena de la metalurgia. Desde la desolada meseta de Atacama hasta el norte de la provincia de San Juan, todas las culturas que lo ocuparon supieron del empleo del oro, la plata y el cobre (mezclado, este último, en proporciones variables de estaño). Los atacamas empleaban el oro que se extraía de las arenas de los ríos. Los omaguacas lo emplearon machacando las pepitas hasta reducirlo a láminas finísimas, a veces de menos de un milímetro de espesor, y recortando luego en ellas las figuras de los animales regionales o de los seres humanos que deseaban reproducir. A veces, para hacer resaltar algún detalle —los ojos o la nariz del personaje o del animal, por ejemplo— confeccionaban el decorado por medio de ligeros toques en relieve. En algunos casos empleaban también el lavado de las arenas auríferas, para obtener el mineral puro que necesitaban. Con un procedimiento análogo al de los atacamas, fundían ese oro y hacían con él brazaletes, anillos, pendientes, cuentas de collar, pinzas de depilación, topos, campanillas y hasta pequeños recipientes. En otras ocasiones, fundían series de objetos semejantes en plata. También pueden encontrarse objetos en los que ambos metales coexisten. La perfección de alguna de esas piezas ha llevado a los arqueólogos a la sospecha de que pudieran ser el resultado de trueques con las culturas septentrionales, poseedoras de una metalurgia más desarrollada. Pero la mayor suma de objetos que se obtiene entre estas poblaciones del noroeste corresponde a los hallazgos de cobre, mezclados a veces, según queda dicho, con una variable proporción de estaño. Estas mezclas, realizadas de una manera totalmente empírica, van desde el tres hasta el dieciséis por ciento, dentro de una misma clase de objeto. Por sus características propias, se fundían en cobre los objetos utilitarios: hachuelas, tu-mis, agujas, topos, aunque no faltaran a veces los meros objetos de ornato, como las bellas placas pectorales, los brazaletes y los anillos. El área diaguita, más amplia, permite establecer la existencia de subzonas, dentro de las cuales el trabajo de los metales es abundante, pero no uniforme. La más rica, aquella en que hay más variedad y abundancia de material de metalurgia, es la de Santa María, correspondiente al valle del mismo nombre y a su continuación meridional, el de Quimivil, donde habitaron los calchaquíes, amplia parcialidad guerrera de los diaguitas. Los objetos que allí más llaman la atención son las famosas hachas labradas, de cobre, de tipo ceremonial, a las que Ambrosetti denominó toquis. Otras muy bellas piezas son los "cetros de mando" y los cailles o placas pectorales y frontales. Hachas simples (hachas en moldes de piedra), tumis —o sea cuchillos de hoja semilunar—, rompecabezas estrellados, de que —si bien ello es cierto en sus gran punzones, agujas, cinceles, campanillas, campanas, manoplas, pinzas depilatorias, y otros objetos, completan ese material de metal que era realizado según la técnica ya explicada al hablar de los omaguacas. Debe agregarse que aunque el cobre fue el material más utilizado, también los diaguitas hicieron objetos de oro y plata, a veces de muy bella factura, especialmente topos, discos pectorales, pequeños ídolos, brazaletes y anillos.
LA MAS FAMOSA "PLACA" DIAGUITA. Pectoral hallado en Chaquiago, descrito por Lafone- Quevedo. Magnífico ejemplo de metalurgia indígena. Según Márquez Miranda.
Muchos de estos objetos se parecen de una manera tan perfecta a sus similares, existentes en el ajuar de los incásicos y de los tiahuanacotas, que podrían ser totalmente confundidos con ellos. Esto ocurre especialmente en lo que se refiere a los objetos utilitarios, tales como los topos, los tumis, los rompecabezas estrellados, los cinceles, etc. Ello ha llevado a algunos estudiosos a postular que toda la metalurgia del noroeste argentino es de procedencia puramente incásica. Esto es lo que asevera, por ejemplo, Boman, autor de esta tesis. Sin embargo, no hay dudas des lineamientos— ha habido, sin embargo, una elaboración in situ de esta metalurgia del noroeste argentino, como se revela por el hecho de existir allí algunos instrumentos desconocidos en el Perú y en Bolivia. Las "manoplas", las "campanas", por ejemplo, se encuentran en tal situación y constituyen la prueba cierta de que, aunque el conocimiento de la metalurgia haya llegado tardíamente a estas regiones, como resultado de un préstamo cultural preincásico o incásico, podemos afirmar que se ha arraigado y ha fructificado allí suficientemente como para producir creaciones originales. Es de lamentar, sin embargo, la escasez de trabajos especiales sobre la industria del metal en estas culturas. Existen, sí, unagran cantidad de estudios en que se consignan observaciones dispersas sobre elparticular;pero no tenemos ningunamonografía acerca de la metalurgia del Altiplano, excepto el muy antiguo estudio de Ambrosetti sobre El bronce en la región calchaquí, viejo en más de cuarenta años y superado en muchos de sus aspectos fundamentales.
OBJETOS DE ORO DE LOS BARREALES. Del departamento de Belén (Catamarca), Debenedetti presenta estos objetos de oro laminado, de muy bella factura.

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