miércoles, 31 de julio de 2013

ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo

EN CRETA Alrededor del año 4000 a. de J. C. comienza a florecer en Creta la cultura minoica, que se extiende hasta el año 1000 a. de J. C., aproximadamente. Lo primero que salta a la vista de esta gran cultura prehelénica, son sus dos características más salientes: primero, el contraste entre la pequeñez territorial de esa isla del Mediterráneo oriental y la potencia creadora de la cultura que en ella tiene nacimiento; segundo, el carácter altamente expansivo de esa cultura; tercero, su pronunciada tendencia al régimen matriarcal. En efecto, en el período más neto de su florecimiento, la cultura micénica aparece como creadora de un tipo de vida urbana, dotado de una riqueza, comodidad y esplendor inusuales en aquellas remotas épocas. Las villas de Micenas, Tirinto y Orcomenos, de Knosos, por ejemplo, muestran la existencia de palacios, dotados de grandes pinturas al fresco, de amplios ventanales sobre el mar azul, con una vida ciudadana animada de fiestas religiosas y deportivas. Además esta cultura tiene un extraordinario poder de penetración. Pronto rebasa los reducidos límites de la isla que le sirve de cuna e invade todo el amplio y diverso territorio insular vecino; las Cícladas, Rodas y otros territorios insulares de este tipo le sirven, respectivamente, para lograr poner pie en la Grecia continental y en el Asia Menor. Con respecto a Egipto las relaciones se invierten. Los cretenses primitivos eran tributarios culturales de los egipcios de la primera dinastía, pero pronto anularán esa influencia y, durante la época del imperio medio comenzarán a introducir su cerámica a orillas del Nilo, empezando un imperialismo cultural que se reafirmará, después de las invasiones de los hicsos a Egipto, con la instalación del imperio nuevo. De esta manera influyen en la formación cultural de las más importantes civilizaciones del mundo antiguo. Por último, los grandes frescos, así como los vasos pintados y, de manera incidental, otros hallazgos arqueológicos, revelan que la mujer tenía, en la sociedad micénico-cretense, una gran influencia, desusada entonces en otras civilizaciones, y que se denuncia por una preponderancia marcada en ceremonias del culto y en lo que parece haber sido su juego nacional: las corridas de toros. El arqueólogo Evans ha establecido la siguiente cronología para esta cultura: un primer período, constituido por toda la etapa paleolítica y neolítica, que va desde el año 4000 hasta el 3000 a. de J. C., aproximadamente. Un segundo período de la primera época minoica, del 3000 al 2000. Un tercer período de la época minoica media, del 2000 al 1600. Un cuarto período de la época minoica final, del 1600 al 1250. Un quinto período del estilo geométrico, a partir del 1250. Desde luego que todas estas valoraciones son meramente aproximativas, ya que se trata de una estimación en términos arqueológicos y no históricos, es decir, de cronología relativa y no absoluta.
EL PALACIO DE TIRINTO. Entre los grandes hallazgos arquitectónicos cretenses de una época anterior a la del florecimiento clásico griego, se destaca este palacio, con sus lugares sacros, su compleja planta de recepción, su sector para los servidores y sus locales de almacenamiento de provisiones.
Las investigaciones arqueológicas, realizadas por Evans y otros en las ruinas deKnosos y Faistos, han permitido la localización de una serie de estratos culturales, que han determinado la existencia de la cronología recién reproducida. Veamos ahora su caracterización arqueológica. El primer período pertenece casi totalmente al Neolítico puro. Su desarrollo debió de ser importante en Creta, pues sólo en la última de las ciudades nombradas la capa arqueológica representativa de ese estadio cultural tenía un espesor de 6,50 metros. Los objetos de piedra estaban comúnmente trabajados en obsidiana. La cerámica se decoraba por bandas angulares, incisas, que cubrían la parte ventral de los vasos; esas bandas eran luego cubiertas con pinturas roja o blanca. El resto del vaso permanecía sin pintar. Por encima de esta capa empiezan a aparecer los objetos que corresponden al estrato cultural minoico primitivo. En Knosos, Evans halló la posibilidad de establecer la existencia de tres subperíodos. En el primero se encuentran vasijas de piedra, de origen egipcio, que vienen a enriquecer las piezas de la industria lítica local. Son, evidentemente, de las mismas que se utilizaban a orillas del Nilo durante el reinado de la primera dinastía. La cerámica sigue manteniendo las características del período anterior. Aparece por primera vez la metalurgia, representada por
puñales cortos de cobre, de forma sencilla. En el segundo subperíodo de la cerámica se presenta con formas barrocas y con una técnica constructiva mucho mejor. La ornamentación es lineal y se agrega a las piezas un engobe final que las abrillanta. En el tercer subperíodo
aparece un nuevo tipo de cerámica, con decoración zoomorfa y en espirales, ejecutada en tonos mates sobre brillante fondo escuro.

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