viernes, 12 de julio de 2013

ARQUEOLOGIA - Las industrias del hombre primitivo

EL PERIODO AURIÑACIENSE El nombre de este período está tomado del de la cueva de Aurignac (Haute Garonne). Algunos autores han descompuesto este período en auriñaciense inferior, medio y superior. El primero —muy bien representado en el yacimiento de Chatelperrou— es, en realidad, una continuación, casi sin variante, del período anterior, aunque ya aparecen ciertos instrumentos nuevos, como los de puntas de dorso curvo, que lo caracterizan. En la etapa media aparecen otras formas características, constituidas por grandes hojas con fuertes retoques marginales o totales, hojas con escotaduras simples o múltiples, y diversos tipos de buriles (entre ellos el de punta arqueada) y de raspadores; estos últimos instrumentos adquieren una gran diversidad de formas. Aquí la industria del asta y del hueso se muestra ya abiertamente. Hay punzones, alisadores y, principalmente, la llamada "punta hendida", cuyo nombre proviene de una hendidura basal, muy estrecha, de que tales piezas están provistas. Aparecen, también, puntas pedunculadas y, finalmente, la llamada "punta de muesca", en la que ésta se logra por rebajamiento de uno de los lados en la parte basal Sin embargo, considerado en su conjunto, este instrumental de hueso es aún sumamente sumario y grosero. En cambio, contrasta vivamente con estas características rudimentarias, un fenómeno social, de singular interés que se produce en este período por primera vez en la vida de la humanidad y al cual nos referiremos en el curso sobre Prehistoria: el arte prehistórico.
OBJETOS DE HUESO. He aquí, desde dos ángulos diferentes, una de las frecuentes puntas de hueso hendidas, que aparecen en el auriñaciense medio. Originariamente publicada por Brota
Como el clima frío continúa, la vida del hombre primitivo transcurre, por largas horas, en la intimidad de las cavernas. Esta circunstancia explica en parte la aparición de un arte mobiliario y mural. La caza es, sin embargo, abundante, gracias a la presencia de bisontes y ciervos y, especialmente, las grandes bandas de renos, que son la presa predilecta. Según algunos autores, en este período habría comenzado el hombre primitivo a conocer el empleo de los colores minerales. Los hallazgos en el yacimiento de Roches (Indre) y los de Cottés (Vienne), nos demuestran la existencia de pequeños depósitos de materias colorantes: arcillas rojas o borra de vino, ocres rojos y amarillos, óxidos de hierro y de manganeso, así como, en el último de los referidos yacimientos, un tubo de hueso de reno conteniendo ocre. Ignoramos si estas tinturas eran usadas para teñir las pieles con que los auriñacienses se vestían o para pintarse, directamente, el cuerpo. En uno u otro caso estas decoraciones acompañaron a los groseros pendientes de hueso y de marfil que, según el testimonio arqueológico, ellos también debieron de usar.
PUNTAS PEDUNCULADAS OSEAS. Dentro de los tipos característicos del auriñaciense superior están estas dos puntas, tipo Font-Robert, ilustradas por Breuil. La de la izquierda, sólo de lado; la de la derecha, de canto y mostrando sus dos fases.

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