lunes, 29 de julio de 2013

ARQUEOLOGIA - Trabajos fuera de Europa

LOS HOMBRES FOSILES DE OCEANIA Los territorios de Oceanía compren. den un continente, un conjunto regular de grandes islas, algunas de las cuales tienen un territorio superior al de no pocos países, y algunos centenares de islas menores y miríadas de pequeñísimos atolls, perdidos en la inmensidad de un mar que no suele ser pacífico más que en su nombre. El continente es, al mismo tiempo, la más grande isla del sistema y el más pequeño de los continentes conocidos. En anteriores épocas geológicas constituyó parte de un enorme continente antártico, el de Gondwana, formado por la unión del sur de Africa, Madagascar, la propia Australia y la India. Esta inmensa extensión terrestre se disgregó al final del período secundarlo, aunque Australia parece que quedó en parte unida al Asia por las grandes islas de Java, Sumatra, etc., y la península de Malaca, durante el período Cretáceo. Desde entonces, Australia se incomunicó con los otros continentes, reduciéndose a su dimensión actual. Esa incomunicación duró hasta el momento en que, a mediados del siglo XVIII, el capitán Coock la devolvió al conocimiento de los hombres. Ameghino creía en la existencia, en épocas geológicas, de un gran pasaje terrestre antártico, al que denominaba el "continente australo-pacífico", que habría unido a Australia con las costas meridionales de Chile. Este pasaje le resultaba imprescindible para explicar la primitividad de la fauna australiana, y vincularla con su doctrina acerca del origen patagónico de todos los mamíferos. Pero ese corredor terrestre no ha sido comprobado por la moderna geología y queda como una de las tantas construcciones de gabinete a que debió librarse nuestro gran estudioso en trance de querer explicar teóricamente ciertos datos de la realidad. En cambio, lo que es incuestionable son las características de gran primitividad de sus elementos de la fauna y de la flora. Sus costas están pobladas por pocos anfibios, en un todo iguales a los que vivían durante el Triásico europeo. El interior no conoce, en materia de mamíferos, más que los monotremos y los marsupiales. Otro tanto ocurre con sus araucarias y otros elementos vegetales, propios de la era secundaria.

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