martes, 30 de julio de 2013

ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo

EN CHIPRE La posición geográfica de Chipre y su propia riqueza general, le conceden una destacada importancia en estos períodos. Por lo primero, sirve de escalón obligado a las relaciones entre el norte de Africa, el Asia Menor y la Península helénica, puerta de entrada de las culturas de los metales a Europa. Por lo segundo, puede producir ricas colecciones de metalurgia local. Los hallazgos arqueológicos nos permiten establecer la existencia de tres períodos distintos: una Edad del Cobre, una Edad del Bronce y una Edad del Hierro greco-fenicia. La primera es absolutamente autóctona. Los objetos de piedra son sólo mazas o cilindros-sellos para la escritura. Los ajuares funerarios no muestran, en su iniciación, más que objetos de cobre puro. Luego aparece una débil aleación de estaño, siempre menor del diez por ciento. Las formas del instrumental son sencillas y sin ornamentos: hachas, agujas cuya parte terminal retorcida forma el ojo y puñales que van creciendo hasta transformarse en espadas cortas, son los elementos más frecuentes. La cerámica nos ofrece vasos zoomorfos modelados, vasos dobles y triples y otros con formas globulosas y subglobulosas. Como decoración más frecuente tenemos las espirales, las volutas y otras manifestaciones geometrizantes.
NEOLITICO Y ENEOLITICO. Dos ejemplos de cerámica ornamental: a) del Eneolítico de Chipre; b) del palafito de Mondsee, de fines del Neolítico. Compárense los ornamentos. Según Hoernes.
El segundo período (la Edad del Bronce), muestra una influencia micénica evidente. Esto permite reconocer que la influencia babilónica —exteriorizada por el hallazgo de los cilindros- sellos con figuras y escrituras cuneiformes— ha desaparecido, siendo reemplazada por esta nueva forma cultural extranjera. Ella trae una renovación en las formas y tipos del instrumental, en la cerámica y, especialmente, en la metalurgia. Vasijas de tipo micénico son halladas junto a piezas de bronce, plata y, sobre todo, oro. En Salamina vieja, el yacimiento de Enkomi ha dado una enorme cantidad de objetos de este último metal. Hacia fines de este período aparece, también, alguna influencia egipcia (especialmente exteriorizada en una extraordinaria placa pectoral con incrustaciones de pasta vítrea). Igualmente las arquetas de marfil y otros objetos de lujo revelan estas influencias así como otras, menos frecuentes, hititas y sirias. Todo esto demuestra que Chipre, por su proximidad a las masas territoriales vecinas, no pudo hurtarse a las aculturaciones previsibles, dada su situación geográfica. Por último, la Edad del Hierro greco-fenicia aumentó todavía más la confusión cultural y etnográfica de estas poblaciones. Creta se convirtió en el lugar de encuentro de las influencias egipcias y asirio-babilónicas. Por último, quedó prácticamente desglosada del mundo griego, como lo revela el hecho de haber conservado un arte local arcaico y una escritura silábica muy atrasada, cuando ambas manifestaciones espirituales estaban ya superadas en el continente.

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