domingo, 21 de abril de 2013

FILOSOFIA - La filosofía del Renacimiento

LOS FUNDADORES DE LA CIENCIA NATURAL MODERNA: COPERNICO, KEPLER, GALILEO Con el desarrollo político de las naciones modernas se va acentuando en el siglo xvu un carácter nacional en las producciones de la poesía y la ciencia, la filosofía y la educación. Italia vuelve a ser el modelo aquí de esta transición de una literatura general humanística a una poesía autóctona nacional. En la obra de Ariosto (muerto en 1533) Orlando Furioso, asoma ya el drama nacional. En España e Inglaterra pronto se dejó sentir esta influencia. Más tarde también en Francia. En cambio, respecto a la ciencia y la filosofía, Francia e Inglaterra tuvieron la iniciativa; pero aquí los nuevos modelos se inspiraron en el humanismo. De la mezcla fructífera de elementos culturales del Renacimiento se separó poco a poco una ciencia autónoma, y ésta contribuyó a la formación de las nacionalidades tanto como la literatura. La dis persión de la metafísica fué paralela, por otra parte, al desarrollo de una peculiar estructura científica del trabajo intelectual en las diversas naciones. Se disolvió la organización uniforme y rígida de la inteligencia europea, y se creó una forma nacional de vida intelectual, pues la grandeza de la nueva época está en que existe una comunidad de la ciencia europea, pero en donde cada nación desarrolla dentro de este organismo una capacidad peculiar y un carácter propio (Dilthey). La moderna ciencia natural, creada ante todo por Kepler, Galileo y Newton, traza por manera determinante los nuecos cauces de la filosofía. Primero, por la oposición que ofrece la nueva concepción de la naturaleza a la tradición tomista, y después, por las propias concepciones filosóficas de estos creadores de la ciencia natural moderna. Los descubrimientos geográficos (Colón, Vasco de Gama, Magallanes) habían mostrado que la Tierra era redonda, pero aún se creía, conforme a la doctrina de Tico-Brahe, que todo el sistema solar giraba en torno de la Tierra. COPERNICO (1473-1543) formula, al fin, la doctrina heliocéntrica: coloca a la Tierra entre los planetas y hace del Sol el centro del sistema. JUAN KEPLER (1571-1630) da la explicación matemática del genial descubrimiento de Copérnico. Encuentra las tres leyes, conforme a las cuales se lleva a efecto el movimiento de los planetas: 1*, las trayectorias de los planetas son elipses en uno de cuyos focos está el sol; 21, el rayo vector de un planeta barre iguales áreas en tiempos iguales; 3*, los cuadrados de los tiempos empleados en la traslación de dos planetas, son entre sí como los cubos de sus distancias. Kepler rechaza la idea metafísica de la finalidad del universo; sólo admite una explicación causal de los hechos, susceptible de formularse matemáticamente. Tampoco admite una concepción antropomórfica de la naturaleza. "Antes creía yo —expresa en su Nueva Astronomía o Física del Cielo, en comentarios sobre los movimientos de Marte— que la fuerza que mueve a los planetas era realmente un alma. Pero cuando consideré que esta fuerza motriz decrece al aumentar la distancia, deduje que había de ser corpórea." GALILEO GALILEI (1564-1642) logra la formulación clásica de estas concepciones mecánicomatemáticas de la naturaleza. Nació en Pisa y fué encarcelado por la Inquisición y obligado a retractarse de sus ideas. "El libro de la naturaleza —decía en su obra 11 Saggiatore— está escrito en lengua matemática y sus letras son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, de modo que sin ellas no puede entenderse una sola palabra". De esta suerte, se viene a dar a la ciencia natural un fundamento exclusivamente cuantitativo, y por ende, se la despoja de toda consideración subjetivista. "La parte que desempeña el entendimiento en la formación de la ciencia natural, radica en la necesidad de superar la apariencia sensible; su método es, a la vez, inductivo y deductivo, "compositivo y resolutivo". El primero reduce a una forma legal, a una fórmula matemática, los diversos hechos observados; el segundo deduce de la ley general los mismos hechos contenidos en ella. Ambos métodos se complementan y, al mismo tiempo, se comprueban". Galileo también aceptó, no sin reservas, la doctrina corpuscular y atomista, así como la subjetividad de las cualidades sensibles o cualidades secundarias frente a la objetividad de las relaciones numéricas y geométricas.

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