domingo, 28 de abril de 2013

FILOSOFIA - La filosofía en el siglo XX

LA FILOSOFIA DE LA VIDA: H. BERGSON, BLONDEL El pragmatismo es una filosofía activista. Emparentada a él, figura la filosofía de la vida. El término "filosofía de la vida" tiene origen europeo. Parece ser que por vez primera fue empleado por J. G. Herder. La ambigüedad de su sentido primitivo ha pasado a todos los publicistas que pertenecen a la corriente ideológica que ha provocado. Sin embargo, posee principalmente dos acepciones: primero, en un sentido metafísico, se entiende por filosofía de la vida aquella dirección filosófica que declara que la vida es la absoluta realidad, o que por lo menos, la realidad viviente e irracional, es captada tan sólo por una intuición o penetración emotiva en el mundo, pues el conocimiento abstractivo, racional o analítico fracasa en todo intento de caracterizar esta supuesta esencia del universo; segundo, en un sentido preferentemente ético, se habla de una biosofía como una teoría del sentido y valor de la vida, así como de sus propósitos y objetivos. Con todo, en ambas acepciones, el vocablo "vida" es un término equívoco. Unas veces se le considera como algo meramente biológico; otras, como algo espiritual o histórico. Extraordinario filósofo de la vida es el francés HENRI BERGSON (1859-1941), cuya obra llena de colorido y de seductoras imágenes y su actitud irracionalista, le han granjeado singular fama y popularidad en todos los círculos intelectuales. Ha escrito entre otras obras: Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia; Materia y Memoria; La evolución creadora; La energía espiritual; Las dos fuentes de la moral y de la religión. Bergson combate el positivismo y el idealismo en todas sus formas. El pensamiento, dice, es incapaz de descubrir la vida, el espíritu, la verdadera realidad. A ella se llega por el camino de la intuición. Hay que distinguir entre ciencia y filosofía. Aquélla considera los objetos desde un punto de vista exterior, y procede por análisis y síntesis; está dirigida a la práctica, al manejo de las cosas como instrumentos útiles. La inteligencia forma así conceptos fijos, estáticos, solidificándolo todo. El pensamiento intelectual lo paraliza todo; sólo puede aprehender lo muerto, lo material. Pero la realidad es muy distinta. El verdadero fondo de la realidad escapa al intelecto y sólo es aprehendido por la intuición. La intuición nos descubre, en primer lugar, nuestro propio yo. Cuando el intelecto se aplica al conocimiento de lo psíquico lo especializa, lo materializa y, por consiguiente, lo falsea. El yo no es algo rígido, estático, hecho de una vez para siempre, sino por el contrario, algo que se hace, que fluye, que se convierte continuamente en otro distinto, acumulando su pasado y anticipando su futuro. Su esencia es la duración real. La duración real (durée reelle) es el tiempo vivido, es el acaecer concreto de la conciencia, en el cual cada uno de sus instantes aparece con una inédita e imprevisible cualidad. Nuestra conciencia, dice Bergson, está siempre henchida de cualidades cambiantes. Produce continuamente innumerables, infinitas diferencias cualitativas, entrelazadas y encadenadas unas a otras. El yo se convierte continuamente en otro distinto; su pasado no se anula, sino que actúa incesantemente sobre el presente; y aun el futuro juega su papel. Este, pues, no es el tiempo vacío, "homogéneo", de la mecánica, sino la duración concreta, real, "heterogénea", diversa. No es posible describir la conciencia echando mano de conceptos. A una descripción tal se llega, de manera aproximada, por medio de imágenes. Así, se la puede representar como un espectro de incontables colores, con gradaciones insensibles que pasan de unos matices a otros. Una corriente sentimental que atravesase el espectro experimentaría transformaciones graduales al teñirse con cada uno de los matices; y cada transformación anunciaría la siguiente y recogería la precedente. Sólo que los matices del espectro permanecen siempre separados. Uno está al lado del otro; ocupan espacio. La pura duración, en cambio, excluye toda idea de yuxtaposición, de separación y de extensión. La duración real es fundamentalmente memoria. Esta no es una facultad del alma, es la estructura radical de la conciencia. Pero hay que distinguir entre memoria representativa y memoria de repetición (hábito). Sólo en el recuerdo alcanza su realidad el tiempo concreto, pleno. La memoria guarda lo que ha sucedido, como algo que ha sido, como algo imposible de repetir; mientras que el hábito permite repetir siempre lo mismo como un presente. Si no tuviéramos el don de la memoria, seríamos objetos en el espacio, sin pasado y sin futuro. Pero, en verdad, nos interpretamos mal cuando nos consideramos como puntos de intersección de leyes generales. La memoria nos convierte en seres históricos y libres, aun cuando ordinariamente somos sólo cuerpos empujados exteriormente, determinados por causas; somos ejemplares de la especie, entregados al determinismo común de nuestras necesidades. Sólo en raros instantes somos seres libres; sólo en las cortas horas en que tomamos posesión de nosotros mismos y gracias a esto nos sumergimos (por medio de la intuición) en la realidad del tiempo concreto, gozamos de libertad. La intuición de la conciencia permite asimismo descubrir la esencia del universo. Este en su profunda estructura es evolución creadora. El universo es a manera de un organismo que avanza crea-duramente empujado por un impulso interno, el élan vital. Este aliento vital originario, indiviso, es Dios. Es algo así como un centro del cual irradian los mundos, como los cohetes de unos prodigiosos fuegos artificiales; presuponiendo siempre que no se considere este centro como una cosa, sino como una continuidad de irradiación. Dios, así definido, no es algo cerrado; es vida incesante, acción, libertad. La doctrina de Bergson es activista. MAURICIO BLONDEL, nacido en 1861, erige en único principio este carácter de la filosofía, fundando una original filosofía de la acción. Ha escrito obras de mérito: Las fuentes de la paz intelectual; La razón y el racionalismo. La acción es, para Blondel, el principio que permite a la filosofía liberarse de las contradicciones en que caen a la par el intelectualismo y el exclusivismo vitalista. Gran objetivo de Blondel es elaborar una filosofía del cristianismo distinta de la doctrina tomista y neotomista. En Alemania, este tipo de filosofía de la vida y de la intuición ha tenido amplio y profundo desarrollo. Es obligadomencionar a WALTER RATHENAU, PABLOHAEBERLIN, JUAN MUELLER, y alsobre todo, conde HERMANN KEYSERLING (La estructura del mundo; La inmortalidad; Prolegómenos a la filosofía natural; Diario de viaje de un filósofo).

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