miércoles, 24 de abril de 2013

FILOSOFIA - La filosofía del Renacimiento

LA LUCHA DE LAS TRADICIONES El conocimiento cada vez más completo de la filosofía griega debido ya a la presencia de muchos griegos en Italia y en Francia después de la caída de Constantinopla, y al auge que fué tomando el estudio de los clásicos en Europa desde el siglo xiii, determinó que se provocara una lucha entre las diferentes tradiciones filosóficas, particularmente en contra de la tradición escolástica. El platonismo y neoplatonismo tuvo su hogar en Florencia. JORGE GEMISTO (1355-1450), apodado PLETHON, venido a esta ciudad a un célebre concilio, fué el promotor de esta corriente. Indujo a Cosme de Médicis a fundar la Academia platónica, que ilustraron los nombres de MARSILIO FICINO (1433-1499) y JUAN HEsARIóN (1403-1472). En la tradición aristotélica (sin contar la escolástica) hubo dos direcciones: la averroísta y la alejandrista. La primera, cuyo cuartel general estuvo en la Universidad de Padua bajo el comando de ALEJANDRO ACHILLINI (muerto en 1519),AGUSTIN NIFO (1473-1546) y MARTIN ZIMARRA (fallecido en 1532), sostiene la unidad del intelecto activo y niega la inmortalidad personal. La segunda, que floreció en Bolonia, con PEDRO POMPONAZZO (1462- 1524), el aristotélico más importante del Renacimiento, GASPAR CONTARAN' y JULIO CESAR SCALIGERO, negaba la inmortalidad, como quiera que concebía el alma a manera de una forma dependiente de la materia. Tanto como por la tradición neoplatónica, Aristóteles y Santo Tomás fueron combatidos por los grandes humanistas. LORENZO VALLA (1415-1465), ERASMO DE ROTTERDAM (1467-1536) y PEDRO RAMUS o de la Ramée (1515-1572), hacen ver lo infecundo del método silogístico. Este último postula una dialéctica "natural" fundada en la retórica, en substitución de la lógica aristotélica. La tradición escéptica hace valer susderechos con MIGUEL DE MONTAIGNE (1533-1592), PEDRO CHARRON (1541-1603) y FRANCISCO SANCHEZ (1562-1632). El primero con un estilo ocasional de filosofar, el segundo ya en una exposición sistemática, y el tercero, sacando consecuencias teológicas (Quod nihil scitur: lo que no se sabe). Frente a esta situación, la Iglesia romana apretó sus filas en torno al tomismo (Concilio de Trento, 1563); inclusoel gran jesuíta FRANCISCO SUAREZ (1548-1617), se mantiene en lo esencial, dentro de aquella firme tradición. Las Iglesias protestantes llevan la lucha al seno mismo de la cristiandad: ¿cuál de las dos tradiciones del cristianismo es la obligatoria? Y, como fácil es sospecharlo, el protestantismo vuelve a San Agustín en contra de Santo Tomás. Sólo MELANCHTON intenta conciliar la aguda oposición. Dentro del protestantismo, en fin, se hace sentir cada vez con mayor vitalidad el desbordamiento místico; por de pronto, sin el acento intelectualista delmaestro Eckhart. Más tarde, cuandoempero, toma la Reforma los rígidos esquemas de una dogmática teorética, reivindicaron SEBASTIAN FRANCK y VALENTIN WEIGEL lo más hondo de la mística eckhartiana. Como ella, tratan de reducir todo lo externo en algo íntimo, todo lo histórico en eternidad. En suma: en el movimiento intelectual de los siglos xv y xvi encontramos doquier una lucha de tradiciones. "El espíritu de los pueblos occidentales acoge en sí toda la cultura del pasado, y en la febril excitación en que lo pone a la postre el contacto directo con las supremas creaciones de la ciencia antigua, combate por su plena independencia. Se siente holgadamente pertrechado para realizar su propia faena, y pletórico de pensamientos acomete nuevas tareas. Se siente latir el impulso juvenil en esta literatura como si ocurriera algo inaudito, algo nunca acaecido antes; los hombres del Renacimiento nos anuncian nada menos que está en puerta una total renovación de la ciencia y de la vida humana. La lucha de las tradiciones produce el hastío por el pasado, la tradición erudita terminó por mandar al diablo todos sus libracos, y el creciente placer juvenil arrastra al espíritu a la vida mundana de la naturaleza eternamente joven".

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