jueves, 25 de abril de 2013

FILOSOFIA - La filosofía del Renacimiento

NICOLAS MALEBRANCHE Y BLAS PASCAL Más importante en la dirección cartesiana es el oratoriano NICOLAS MALEBRANCHE (1638- 1715). Nació en París; estudió filosofía en el Colegio de La Marche, y teología en la Sorbona. Redactó, entre otras, las siguientes obras: Recherche de la Verité, Conversations chrétiennes, Traité de la nature et de la Grace, Entretiens sur la Métaphysique et la Religion, Traité de Moral. El medular problema en la metafísica de Malebranche, es el de las relaciones entre el alma y el cuerpo, o sea el de la comunicación de las substancias. Para resolverlo, formula dos teorías: la de las causas ocasionales y la de la visión en Dios. Malebranche niega toda comunicación entre alma y cuerpo. Las percepciones que provienen de los sentidos son modificaciones de la conciencia que sólo confusamente representan al mundo exterior; mas los fenómenos del mundo exterior, incluso los procesos nerviosos causados por los estímulos en los órganos de los sentidos, no son sus "causas", sino tan sólo las condiciones ligadas con ellos conforme a reglas establecidas por Dios, es decir, "causas ocasionales". Pero avanzando más allá de Geulincx, lleva Malebranche también este concepto a las conexiones que se dan en el mundo externo de los cuerpos; "en el choque de un cuerpo con otro no se desprende del uno una cantidad de movimiento y pasa al otro, sino que un movimiento, la "causa", cesa, y otro movimiento, el "efecto", aparece, y estos dos movimientos diferentes, y que se siguen regularmente, son cuantitativamente iguales entre sí. La física comprueba tales relaciones regulares, es decir, leyes que expresan relaciones de condiciones, dependencias ocasionales, no "causas". "Causa" sólo es Dios y el alma". La uniformidad de la naturaleza proviene de la uniforme y constante voluntad de Dios. Lo que se entiende por realidad o mundo externo es un conjunto o sistema de ideas. No existe ningún ser material independiente. No es posible de un mero concepto (incluso el de Dios) inferir su existencia real. La estructura objetiva de ciertos seres, por ejemplo, de los números y de las figuras geométricas, provienen de su origen divino. En Dios están contenidas todas las verdades; por tanto, todas las cosas, según su idea. La idea de una cosa no es más que su participación en la perfección divina. Las ideas son los modelos eternos y necesarios de las cosas. Los hombres no las producen sino que todo nuestro conocimiento proviene de Dios. Del mismo modo que el espacio es el lugar de los cuerpos, es Dios el lugar de los espíritus y está en relación con cada uno de ellos. Conocer las cosas verdaderamente quiere decir, por consiguiente, verlas en Dios, a la luz de las ideas divinas. En Blas Pascal (1623-1662) toma el cartesianismo su expresión mística. Formó parte de los jansenistas de Port-Royal. Escribió: Cartas a un provincial, Pensamientos sobre la Religión; Sobre el Vacío; Sobre el Espíritu de la Geometría. Pascal reconoce un triple orden en la existencia. El primero es el orden de la naturaleza, objeto de estudio de la física matemática. El segundo lo constituye el orden de la razón humana, que tan afanosamente ha sido investigado por la filosofía. El hombre es una caña, pero una caña pensante y limitada y finita, pero llena de grandeza porque conoce su pequeñez y porque puede conocer a Dios. La relación con la divinidad es obra conjunta de la razón y el sentimiento. Además del conocimiento matemático y filosófico el hombre puede realizar otro tipo de saber: el conocimiento intuitivo, que procede del corazón y la fe: Le coeur a ses raisons que la raison ne connait pas. La razón puede penetrar hasta cierto grado en los misterios de la Naturaleza; mas después que el hombre ha indagado cuanto estaba al alcance de su razón, conoce que propiamente nada sabe y se hunde en la misma ignorancia de la que había empezado a emerger. Mais c'est une ignorante savante, qui se connait. La razón solamente nos puede llevar al umbral de las verdades de la fe cristiana; conocerlas, cae fuera de su radio de acción, puesto que sólo pueden percibirse por la intuición, el corazón, el sentido moral y la experiencia práctica.

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