miércoles, 1 de mayo de 2013

DERECHO PUBLICO - Opinión pública

La influencia de la opinión pública es decisiva en la forma republicana y democrática de gobierno, que exige una amplia publicidad de los actos realizados por los Poderes públicos, salvo aquellos que deban permanecer reservados por razones especiales. Con razón pudo afirmar Mirabeau que la opinión pública es "la soberana de los legisladores" y "el tirano más absoluto de las democracias modernas". En los tiempos antiguos, los órganos de expresión de la opinión pública fueron los oradores que, rodeados de discípulos y adherentes, discutían los asuntos gubernativos en la plaza pública: el Agora de los griegos o el Forum de los romanos desempeñaron esta misión. Había, además, voceros o heraldos que anunciaban las decisiones más interesantes, sin contar los edictos y otros instrumentos de publicidad. En la civilización hebrea y greco-romana, profetas, oradores, filósofos y escritores se permitieron censurar o elogiar los actos de los gobernantes y, con sus críticas y prédicas, cooperaron al perfeccionamiento de las costumbres y leyes. Actualmente, la publicidad es muy intensa, porque cuenta con medios de transmisión que suprimen las distancias y permiten conocer las novedades con la rapidez del rayo. En esta nobilísima tarea se halla empeñado el periodismo, que mantiene al público al corriente de los acontecimientos nacionales e internacionales. Tal servicio de informaciones no puede llenar su elevada misión si no está rodeado de garantías efectivas que aseguren la libertad de imprenta, la cual debe otorgarse también a los periódicos de la oposición, que por su control colaboran en el perfeccionamiento de las tareas gubernativas.

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