martes, 12 de marzo de 2013

FILOSOFIA - Kant y el idealismo alemán

HERBART Antes de hablar de la extraordinaria y fecunda influencia de Hegel, influencia que se extiende hasta la filosofía actual, es pertinente consignar aquí otras corrientes filosóficas menos importantes, pero coetáneas de las postrimerías del Idealismo alemán. JUAN FEDERICO HERBART se opone al idealismo absoluto de Hegel. Nace en Oldenburg el año 1766. En 1805 llegó a ser profesor de filosofía en Goetingen: más tarde, en Koenigsberg, de 1809 a 1833. Murió en 1841, después de una vida entregada por entero a la actividad académica. Obras fundamentales: Introducción a la Filosofía; Manual de Psicología; Pedagogía general. Herbart rechaza la "doctrina de las facultades del alma". Es erróneo considerar el alma humana como un agregado de facultades. La vida psíquica es, para Herbart, un mecanismo de las representaciones. Con tal concepto se aproxima no poco a la filosofía mecanicista de la Epoca de las Luces. "Las representaciones son producidas por sensaciones sensibles y subsisten en el alma una vez que ha cesado su motivo exterior. Pero como a causa de la estrechez de la conciencia sólo pocas representaciones pueden llegar a ser conscientes, las demás quedan bajo el umbral de la conciencia, donde como resortes de acero oprimidos esperan volver a surgir (reproducción). Las representaciones son, pues, fuerzas que se hallan en lucha entre sí y se impiden o se unen según leyes muy determinadas. En las uniones de representaciones (asociaciones) se basa el mecanismo de la memoria y de todas las formas espaciales y temporales de nuestro representar. La acogida de nuevas representaciones se realiza por masas antiguas de representaciones semejantes (apercepción). Los sentimientos y deseos no son nada independientes y en ningún caso una facultad anímica particular. Son sólo estados variables de las representaciones, en las que moran. Los sentimientos nacen 'cuando una re presentación se halla oprimida entre fuerzas opuestas'; los actos volitivos son producidos por la presión recíproca de las representaciones." Herbart no admite la libertad de la voluntad en el sentido de Kant. Las representaciones más fuertes determinan nuestro obrar, y como la instrucción puede crear tales masas de representaciones, se ve aquí también la posibilidad de la formación del carácter. En última instancia, esta lucha de las representaciones se explica metafísicamente recurriendo a cierto número de elementos subyacentes en la conciencia, llamados "reales". Además, son susceptibles de medirse matemáticamente los diversos estados psíquicos (psicología matemática). Herbart es asimismo uno de los más grandes pedagogos de todos los tiempos. La tarea de la educación reside en formar el carácter, que en la lucha de la vida debe mantenerse inquebrantable, y no, precisamente, por la fuerza de la acción externa sobre la persona, sino merced a una resuelta y clara actitud moral. "Virtud es el nombre que conviene a la totalidad del fin pedagógico. Es la idea de la libertad interior convertida en una persona en realidad permanente". Herbart ha enfatizado en el problema moral la importancia decisiva del asentimiento gozoso en la decisión de la voluntad. El hombre, como lo había mostrado ya Schiller, debe realizar el bien con íntima y fecunda alegría, con placer estético. Las apreciaciones y valoraciones por íntima y placentera inclinación (en su lenguaje, "representaciones estéticas") comprenden a la vez "lo digno, lo bello, lo moral, lo justo; en una palabra: lo que agrada en su estado perfecto, después de una contemplación perfecta". En conjunto, cinco ideas definen con rigor este carácter moral que tiene a la vista la formación humana: La libertad interior, es decir, la libertad resuelta y gozosa para querer el bien. La plenitud de valores, qué propende a la realización de nobles objetivos cada vez mayores. La benevolencia, o sea querer el bien del prójimo. La justicia, y La equidad o reparación del mal cometido. A estas cinco ideas o virtudes corresponden, sucesivamente, cinco ideales sociales: una sociedad de hombres libres, un sistema de bienes culturales, una comunidad jurídica, un sistema de ideales y un régimen de recompensas y salarios equitativos. Un discípulo eminente de Herbart, fue EDUARDO BENEKE (1798-1854), quien considera a la Psicología como ciencia filosófica fundamental (psicologismo). Obras importantes: Doctrina empírica del alma; Kant y la tarea filosófica de nuestro tiempo.

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