miércoles, 27 de marzo de 2013

FILOSOFIA - La filosofía patrística

LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO El cristianismo es la religión fundada por Jesús de Nazareth, por Cristo, esto es, el "ungido". En sentido lato, el cristianismo es el conjunto de las manifestaciones histórico-religiosas que derivan del propio personaje. El cristianismo recibe la herencia de los judíos. Los tres dogmas en que se asienta la religión judía: 19, un solo Dios creador y rector del mundo, omnipotente, eterno y justo, 29, la idea de un mesías, de un enviado de la Divinidad para liberar y redimir al pueblo de Israel, antes de la resurrección de los muertos, y 3°, el concepto de santidad; se condensan en la doctrina de la Trinidad cristiana: "Padre, Hijo y Espíritu Santo". También es herencia judía el hecho de que en el cristianismo los fines religiosos ocupan el lugar preeminente en la vida y en la educación. El cristianismo ha nacido en Palestina, la tierra del pueblo mejor dotado para la religión. En efecto, ninguna cultura antigua posee una historia religiosa de más grandes alcances que la hebrea, por sus repercusiones en el mundo occidental. Entre las circunstancias decisivas que determinaron este desarrollo prodigioso de la religión entre los judíos, hay que contar en primer término, las excelencias de su ley. Los Diez Mandamientos constituyen, en su brevedad impresionante, uno de los documentos más eficaces que ha producido la Historia para normar las nobles relaciones humanas. No sólo los judíos deben fundamentalmente al Decálogo su educación moral: los cristianos de todas las confesiones son tributarios de tan egregio documento. El cristianismo supera la concepción judaica de la religión; aporta elementos radicalmente nuevos acerca de Dios, del Hombre y del Mundo. Los judíos se habían elevado ya a la idea de la justicia divina que premia a los buenos y castiga a los pecadores; el Evangelio (la buena nueva) va más adelante: reconoce que Dios es también amor (charitas), que con infinita misericordia perdona al pecador arrepentido; mas no como severo juez, sino como padre amoroso que se acerca a los hombres como hijos suyos. "¿Qué hombre hay de vosotros, dice San Mateo, a quien su hijo le pidiese pan y diera piedras?" La charitas es lo verdaderamente nuevo de las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). La religión judía sólo conoció la fe sobrenatural y la esperanza en un mesías y en la redención. Semejante relación entre Dios y el hombre trae consigo una revaloración de este último. El alma humana puede dignificarse hasta el grado divino. "Acoged la Divinidad en Vosotros", dice el Evangelio. Caridad como virtud humana que exige el amor al prójimo como a nosotros mismos. Con razón Hegel caracteriza por modo admirable al cristianismo cuando declara que es la presencia de Dios en el espíritu del hombre: la voluntad divina se convierte en aspiración del género humano. Además, al proclamar el cristianismo que todos los hombres como hijos de Dios tenían el mismo destino, y que todos eran iguales ante El, sustenta por vez primera las ideas de fraternidad e igualdad sociales. Para los más elevados fines de la existencia y respecto a la conducta moral y la salvación eterna, desaparecen las diferencias sociales de rico y pobre, de hombre y mujer, de joven y viejo. Con ello se destaca como nunca el valor ético de la intimidad humana. "De qué aprovecharía al hombre conquistar el mundo entero, si perdiese el alma". A las ideas de igualdad y fraternidad humanas se asocia otro carácter no menos importante: se ve en la educación una obra de misericordia ("Enseñar al que no sabe", "gratis lo recibisteis, dadlo gratis"). El ideal educativo del cristianismo es un renacer a un mundo nuevo del espíritu. San Juan lo ha visto con sutil clarividencia. "Respondió Jesús (a Nicodemo que vino a El de noche): De cierto te digo que el que no naciere otra vez del agua y del espíritu, no podrá llegar al reino de Dios". De ahí la importancia de los seres más plásticos para la formación, los niños. "¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? y llamando Jesús a un niño lo puso en medio de ellos..." "Dejad a los niños que se acerquen a Mí; de ellos es el reino de los cielos".

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