miércoles, 13 de marzo de 2013

FILOSOFIA - Kant y el idealismo alemán

Una feliz coincidencia de múltiples movimientos espirituales ha producido en Alemania, a fines del siglo XVIII y principios del XIX, un florecimiento de la filosofía sólo comparable, en la historia del pensamiento europeo, al sorprendente desarrollo de la filosofía griega, que se extiende de Sócrates a Aristóteles. Durante un lapso de tres decenios (1780-1810) ha creado el espíritu alemán, en un poderoso desarrollo tan grande en extensión como en profundidad, una muchedumbre de sistemas de la concepción filosófica del mundo de gran estilo y de envergadura universal, como aún no se ha repetido en otro lugar de la tierra, en tan limitado espacio: en ellos se funden todas las ideas de la filosofía precedente creando típicas y plásticas construcciones. Y cosa singular: logró Alemania el más alto punto de su interna evolución en una época en que su vida externa se derrumbaba. Cuando sucumbía políticamente, daba a la luz los poetas y los pensadores que habían de señorear el mundo. Esta fuerza avasalladora tenía su fuente en la alianza de filosofía y poesía. (Kant, Goethe, Schiller...) La filosofía del Iluminismo tuvo en buena proporción un carácter ahistórico. En obsequio de una concepción abstracta y racionalista del mundo y de la vida, no se ponderaban en lo debido los derechos de la tradición y de la historia. La filosofía de Kant y del Idealismo alemán rehabilitan la fecundidad histórica. Se va de nuevo con penetrante mirada a las ideas de la Antigüedad y del Renacimiento; se sumerge, llena de comprensión, en aquella escuela de pensamientos que el Iluminismo había dejado de sí, y termina en Hegel definiéndose a sí misma como la síntesis modeladora y sistemáticamente reflexiva de todo aquello que el espíritu humano había pensado hasta entonces. Para esta enorme tarea fue necesario un nuevo fundamento conceptual, capaz de dominar tales estructuras históricas: la filosofía de Kant, y en esto radica su incomparable significación histórica. Por la originalidad y alcance de sus puntos de vista, ha mostrado Kant no sólo los problemas, sino también el camino de sus soluciones, a la filosofía posterior: es el espíritu decisivo y dominante de la época. La fecunda labor de sus inmediatos sucesores, gracias a la cual el nuevo principio se difunde en todos sentidos, y se despliega históricamente asimilando anteriores sistemas, se concibió del mejor modo con el nombre de Idealismo, según el elemento más importante de su doctrina (W. Windelband).

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