domingo, 17 de marzo de 2013

FILOSOFIA - Kant y el idealismo alemán

LA CRITICA DE LA RAZON PRACTICA La crítica de la razón práctica trata de encontrar una solución al problema moral y a temas conexos. ¿Qué es lo bueno? ¿Cuáles son las virtudes morales? "Nada cabe pensar, dice Kant en su Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, ni en el mundo ni fuera del mundo, que pueda ser considerado como bueno sin limitación, excepto una buena voluntad". Con ello, señala Kant, que la buena voluntad tiene un valor incondicionado, absoluto, y no por sus efectos o resultados, sino en sí misma (aun' en el caso de un fracaso). Del propio modo, a la mala voluntad le corresponde un absoluto no valor; no puede hacerse valiosa por sus resultados valiosos, sean éstos lo que fueren. Y bien. ¿Qué es la buena voluntad?' El filósofo responde a esta pregunta con su doctrina del imperativo categórico. Este exige que cada uno quiera, de modo tal como todos los hombres deban querer. "Obrar de manera que el> motivo que te ha llevado a obrar sea una ley universal." Se trata, pues, de una moral autónoma, porque tiene sus fundamentos en la propia voluntad. De la autonomía moral deriva el filósofo el primer postulado de la razón práctica: la libertad de la voluntad. La conciencia moral es el órgano con que aceptamos o rechazamos los valores de la vida, que no son objetos de conocimiento, sino de un mundo de valores, ajeno al espacio, al tiempo, a las categorías del entendimiento. El segundo postulado es el de la inmortalidad del alma, que ejercita la conciencia moral. El tercer postulado es una consecuencia de los anteriores: es la existencia de Dios. En Kant la religión racional no es religión natural, sino teología moral. Lo que se revela también en la idea de Kant de que para vencer la maldad radical hay que postular la fe de un poder divino, al propio tiempo que servirse del apoyo del eros redentor. Partiendo de tal principio, convierte la doctrina cristiana en una religión pura de la moralidad. En la filosofía del derecho, distingue Kant entre la moralidad de la intención y la legalidad del obrar. Sin embargo, no abandona el concepto de libertad como idea central de toda su filosofía práctica. El derecho tiene la tarea de fijar las condiciones bajo las cuales el arbitrio de uno pueda armonizarse con el arbitrio de otro y de asegurar tal libertad de la persona humana. De ahí que el módulo de la justicia resida en la idea de que nada ha de decidirse y practicarse que no hubiera podido ser decidido si el Estado se hubiera originado sobre la base de un contrato. La idea del contrato no es aquí, como en Rousseau, una explicación empírica del Estado, sino una idea regulativa, una norma. La filosofía de la historia de Kant supera la oposición en que se hallan Rousseau y Herder. La historia no es el extravío de un estado originariamente bueno, ni una evolución natural; es un orden nuevo, diverso al de la naturaleza. El progreso en la historia es el acercamiento a la perfección moral, bajo el cual hay que entender la paulatina realización de la Idea

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